Cuando se ostenta el récord Guinness de cocinar el peor arroz blanco del mundo y una editorial te propone escribir un libro de recetas, sólo se puede recurrir a la madre. Así lo ha hecho la escritora Amaya Ascunce, que recupera el personaje de la "drama mamá" para su iniciación culinaria.

"En la cocina con la drama mamá" (Planeta) sigue la estela del primer y exitoso libro de esta periodista, escritora y bloguera -"Cómo no ser una drama mamá", recién traducido al portugués- para narrar con humor sus incursiones en los fogones de la mano de una progenitora que cumple todos los estereotipos de una madre.

El proceso de escribirlo, asegura en una entrevista con Efe, fue tan divertido como resulta leerlo, aunque tuvo que convencerse a sí misma primero y a su madre después -"nena, que tú en la cocina eres como Torrebruno en la NBA, un despropósito"- para embarcarse en la aventura de cocinar juntas con el sano objetivo de "no acabar en la cárcel por intoxicar a alguien" y contar los resultados.

"Cuando Planeta me propuso un libro de recetas no me pareció divertido ni quería hacerlo porque la cocina se me da fatal, y dije que no. Pero me empezó a hacer gracia que me enseñara mi madre y me lo he pasado muy bien escribiéndolo y, sobre todo, intentando cocinar", explica.

A su madre le motivó enseñar a su hija a cocinar "un poco" porque: "El día que yo falte, ¿qué van a comer tus hijos si no tienes mis ''tuppers''?. Eso es lo único que me quita el sueño".

Gracias a ello no sólo ha publicado su segundo libro, sino que, además, tiene "un menú reducido" de 20 platos que es "capaz de hacer".

Así que aquellos que quieran debutar en los fogones encontrarán recetas sencillas, como mejillones al vapor o tortilla de patatas, otras para mayor lucimiento como la patata laminada con foie y trufa e incluso con tradición, como los borrachuelos.

Todas ellas insertadas en las nuevas peripecias de "drama mamá" y "nena", dos personajes caricaturescos en los que muchos verán reflejada su relación materno-filial, abordada desde el humor.

Dice que le "encantó" poner en práctica la del bizcocho de yogur y limón porque lo hizo con sus tías y su madre, y la de los borrachuelos, un dulce de origen malagueño que en su familia reúne a varias generaciones en su preparación.

"Y la de la tortilla de patatas porque me he quitado una espinita después de hacerla con mantequilla en Inglaterra, que aquello estaba asqueroso y ahora me sale medio decente". Ascunce decidió que podía sustituir el aceite de oliva por mantequilla para freír las patatas cuando la cocinó para su familia de acogida y sus compañeros de piso en Inglaterra.

"De ésas he tenido cien mil, desastres culinarios ha habido muchos. En el fondo es muy frustrante cuando le echas muchas ganas a algo y te sale fatal, cuando te tiras cuatro horas cocinando y sale algo que no es comestible. Es muy triste, sobre todo que nadie se lo quiera comer, ni tú misma", dice.

Recetas aderezadas "siempre con amor", con gracia y con consejos como guarnición: "Tapar la sartén y dejar sólo abierto un huequito para echar el vinagre. Lo otro se parece a Falete saltando en ''Splash".

¿Y cómo ha sobrevivido hasta ponerse con el libro? "Cuando vine a Madrid a estudiar engordé diez kilos -gracias a una dieta basada en salchichas, macarrones, pan y queso que a punto estuvo de costarle el hígado- y he estado mucho tiempo por encima de mi peso porque comía pasta, que tampoco es que me saliera muy buena", responde.

Afortunadamente, en todos sus trabajos la han surtido de "tickets restaurant", su novio "cocina bien" y ha solventado las cenas con "embutidos y una tortilla francesa que acaba siendo más bien un revuelto". "Pero yo paso el aspirador súper bien", se defiende, entre risas.

Ascunce, que escribe ahora una novela, llegó a la literatura, al igual que un creciente número de autores, de la mano de un blog (www.comonoserunadramamama.com) y defiende que es un nuevo medio que permite ver al editor "cómo escribes y cuántos seguidores tienes".

"Pero creo que se está yendo un poco de las manos, ahora se publica un montón y hay algunas cosas que tienen formato para libro y otras no. Hay gente que empieza un blog pensando en publicar el libro y es súper complicado, tienes que tener mucha suerte. Un blog tiene mucho trabajo y no te da nada, nada, nada económicamente", advierte.

Su origen fueron las frases que comparten las madres del mundo como si en el embarazo les entregasen un manual -"si te tragas el chicle se te pegan las tripas", "como vaya yo" o "algo habrás hecho tú"- y cuya procedencia sigue siendo para ella un misterio.

"He estado buscando por si se ha hecho un estudio sociológico porque me parece increíble que tantas culturas distintas compartan exactamente las mismas frases, porque en España puedes decir: es una tradición oral como los refranes, pero no tenemos los mismos refranes que los ingleses y sí las mismas frases de madre", comenta.