La actriz Patricia Arquette lanzaba ayer un alegato a favor de la igualdad salarial y laboral en el mundo del cine al recoger un Óscar, y mucho de eso se reivindica estos días en Córdoba, pero en el marco de la cocina, un sector donde brillan los hombres, pero que se asocia a la mujer en el imaginario colectivo.

Durante dos días, Córdoba es el marco del I Congreso Nacional Mujer Gastronómica, que reúne a algunas de las personalidades femeninas más relevantes dentro del mundo de la restauración en campos como la investigación, la cocina o la enología, y en el que éstas levantan la voz contra la brecha salarial que hay en su mundo entre hombres y mujeres.

"Espero que sea el primero de muchos, porque esa visión femenina amplía el espectro de la gastronomía", explica la cocinera Ana Acín, presidenta de la Asociación Jóvenes Restauradores de España, que cree que la sensibilidad femenina da un punto "diferenciador", no sólo en la cocina, sino en la sala, la comunicación y la decoración y "en todo lo que hace que un restaurante funcione".

Acín no tiene hijos, con lo cual no ha llegado a ese horizonte que está en la mente de todas las mujeres que se inician en el mundo de la gastronomía, y que hace que muchas tracen un punto y aparte y otras un punto y final.

Sin embargo, tiene una visión optimista, y recuerda casos de amigas suyas que se llevan a sus hijos al restaurante, lo que, a su juicio, crea "futuras generaciones de cocineros y restauradores".

Acín ha participado hoy en un debate en el que se ha analizado el papel de la mujer en la cocina, y cómo se tiende a considerar como tradicionales los logros alcanzados por las generaciones pasadas, negando de esta manera el carácter de genialidad o transgresión que tuvieron en su momento, al inventar todo un recetario sobre el que se cimenta la gastronomía actual.

Sobre este aspecto, Yolanda León, propietaria del restaurante Cocinandos de León, destaca que esto no sólo ocurre en la gastronomía, sino que la situación de discriminación se da también en la moda o en la estética, aunque, en el caso de los fogones, "suena peor" porque son las mujeres a quienes a menudo se asocia el mundo de la cocina.

León lleva desde los 12 años metida en la cocina, considera su trabajo como "una enfermedad", y combate la "carga familiar" -tiene dos hijos- gracias a que trabaja junto a su marido, Juanjo, que es el cocinero de su restaurante.

León resalta que la importancia de este congreso está en su amplia panorámica del papel de la mujer en la gastronomía, ya que incluye como ponentes a cocineras, sumilleres, ingenieras agrícolas, productoras o restauradoras.

Esto ofrece un punto de diferenciación sobre el resto de congresos gastronómicos, en los que, a su juicio, el papel de la mujer es "mínimo".

Por su parte, Pilar Cavero, Mejor sumiller de España en 2013 tras trabajar durante dos años en el Seller de Can Roca, afirma que, hasta hace poco, la mujer no estaba tan metida en el mundo de los reconocimientos, por lo que espera que el congreso sirva para darles visibilidad y demostrar que han llegado para quedarse.

Cavero reconoce que a las mujeres les cuesta mucho llegar hasta puestos de reconocimiento, e incluso tienen que trabajar el doble para optar al mismo puesto que un hombre.

En su caso, aún no tiene hijos, pero es consciente de que le va a tocar "lidiar con ello", y espera que "a base de practicar" no sea necesaria la renuncia, como le ha ocurrido a tantas mujeres con la maternidad han tenido que "tirar la toalla".

Cavero habla en el congreso de Clientes y Alta Restauración, un mundo en el que "el toque femenino empieza a estar muy valorado".

A su juicio, tras toda una vida en la sombra, es el turno de que la mujer empiece a recoger ese reconocimiento que le pertenece por derecho en el imaginario colectivo.

Y el primer paso hacia la luz puede ser este I Congreso Nacional Mujer Gastronómica, que termina hoy en Córdoba, tras dos jornadas de talleres, mesas redondas y actividades que han aunado la reivindicación de la mujer en la gastronomía.