Los mercados se abarrotan, como cada Navidad, de familias que quieren llevar los mejores productos a sus mesas en estas fiestas y un manjar destaca por encima del resto: el marisco, esta vez con el camarón en cabeza.

Cada invierno arranca en Galicia con suculentos festines en cada casa, primero entre Nochebuena y Navidad y después entre Nochevieja y Año Nuevo, cuatro días marcados en rojo en todos los calendarios.

El sector pesquero se pone a funcionar en perfecta armonía cuando se acercan estas fechas, con los mariscadores a pleno rendimiento cuando llegan a la lonja, que surte a cada puesto de los mercados.

La plaza de abastos con más renombre de A Coruña es la ubicada en la plaza de Lugo, donde decenas de puestos compiten en su planta baja por ofrecer a sus clientes productos únicos por su calidad y su sabor.

Con el aumento notable de la demanda, pues son muchos los que optan por gastar más de lo habitual en Navidad, también crecen los precios, algunos hasta hacerse prohibitivos.

Ocurre con el sabroso percebe, que en estas fechas es muy difícil de capturar, pues los mejores se encuentran en las rocas donde el mar golpea de manera más salvaje, y eso, en invierno, conlleva importantes riesgos.

En la plaza de Lugo se pagan hoy entre sesenta y noventa euros por cada kilogramo de este crustáceo, que, según explican en los puestos, llega con todo el sabor del mar.

Lo habitual es que el marisco más caro sea el percebe, pero en esta ocasión lo supera con claridad el camarón, también conocido como quisquilla, que alcanza los 185 euros por kilo.

Algunos placeros ofertaban este pequeño animal, de forma similar a una gamba pero de menor tamaño, a 75 euros el kilo, aunque según aumentan sus dimensiones, también lo hace el precio hasta los más caros, casi como langostinos y con un sabor que conquista cualquier paladar.

Parten las cigalas de 35 euros el kilo y llegan hasta 65, pues su sabor y facilidad para comerlas las sitúa en todas las mesas que pueden pagar estas importantes cantidades.

Otros prefieren compartir una buena centolla, pagadas entre 35 y cincuenta euros el kilo, que no solo tiene patas para todos sino que también posee un exquisito cuerpo que todos pueden saborear en la mesa, preferiblemente con pan tradicional.

Los privilegiados pueden llevarse a la boca un bogavante, que roza los sesenta euros el kilo, y completar así una selección única de mariscos llegados de las costas gallegas, con una calidad excepcional y un gusto único.

Ya en el capítulo de bivalvos son las vieiras, que simbolizan el final gallego del Camino de Santiago, las que tienen el precio más alto, con dieciséis euros por kilo, aunque están muy cerca las navajas.

Entre los pescados sobresale el sabroso besugo, que cotiza hasta a veinticinco euros el kilo, un precio similar al del bacalao, que también es típico en las mesas navideñas.

El rape, pagado a veinte euros el kilo, o la merluza, a catorce, completan las primeras posiciones en un mercado que bulle con la emoción de unas fiestas que terminarán con los estómagos llenos y los paladares satisfechos.

No obstante, el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña recomienda evitar las comidas demasiado abundantes y fuera de los horarios habituales, pues pueden derivar en empachos, subidas de tensión y otros trastornos alimenticios.

Considera muy importante que no se coma por gula y no se abuse de alimentos con sabores y aromas fuertes, sino que se debe optar por platos sanos y que sirvan para matar el hambre.

La revancha, en Nochevieja.