No vamos a descubrir a estas alturas el hecho de que muchos jóvenes canarios, estimulados por una actividad culinaria en todo su apogeo y que ya no es fenómeno social sino una realidad afianzada en la opinión pública, eligen como futuro laboral el desempeño de la cocina profesional con la preparación académica pertinente.

Las escuelas y centros de élite, como el Basque Culinary Center, se han puesto las pilas e intentan ponerse a la altura de unas exigencias que no hay más que palparlas en los congresos, en los restaurantes, en los medios y las redes sociales...

Al margen de que me fastidie que tal vocación se aferra con menor ardor al servicio en sala -no menos importante en el engranaje de la restauración- , muchos chicas y chicos, además de querer figurar como deportistas o actores, o cantantes (con buenas remuneraciones) se quedan obnubilados por las chaquetillas impecables, la capacidad mediática de un Dabiz Muñoz o la fuerza expresiva de los emplatados de vanguardia.

"¡Quiero ser chef!" ¡Y que lo digan! Tras un congreso como el celebrado de Madrid Fusión esta semana se constata la tendencia en vocaciones. Muchos de esos aspirantes a Jordi Cruz, Ángel León o Dabiz Muñoz se dan cuenta pronto de que imagen tan rutilante tiene un trasfondo de verdadero sacrificio, de acopio de conocimientos teórico-prácticos, de perseverancia en el aprendizaje de las técnicas más sencillas hasta dominar las complicadas...

Muchos alumnos cejaron en un empeño para el que ni siquiera tenían "cintura" y movidos por esos "cantos de sirena". Otros, sin embargo, rubricaron su voluntad preparándose a conciencia en las "panzas de las cocinas". Así se ha constatado de las mejores hornadas de cocineros, y también de maitres, que hoy se encuentran activos en las siete Islas.

Nombres propios pueden servir de ejemplo a seguir para las actuales promociones que tienen como reto superar un nivel que, aún hoy, debe seguir en alza para cumplir con las demandas de un futuro ligado al potencial turístico y a destinos gastronómicos muy concretos.

La vocación por la profesionalización del sector es uno de los principales objetivos para garantizar un servicio a la altura y, por ello, es importante que los profesionales aquilaten una formación excelente.

En este sentido, las escuelas desarrollan constantemente acciones encaminadas a lograr la profesionalización, tanto de grado medio o superior, además de la formación profesional básica en las distintas facetas en las que se desglosa el sector.

Son muchos los profesores -vaya aquí implícito mi más sincero homenaje- los que pueden atestiguar el devenir y evolución de una actividad académica de la que hoy parte el germen de profesionales que se encargarán de dar vida a todos los espacios del canal Horeca.

Hoy en día, las asignaturas completan programas académicos con los que los alumnos adquieren conocimientos de cocina, técnica, gestión, dietética, nutrición, idiomas... Ah, por cierto, no me quiero dejar en el tintero el reconocimiento a la labor de aquellos periodistas que antaño, cuando lo de la gastronomía no movía ni brisa, tuvieron la visión y la perseverancia de no cejar en el empeño.

En realidad, a la par de aquellos destellos que emprendieron los Arzak, Subijana, Adriá se deslizaron movimientos en Canarias para rescatar el producto canario en toda su esplendidez, con rigor antropológico y reinterpretando el recetario tradicional con cocineros que hoy conforman un faro para los jóvenes que empiezan. Juventud que se tiene que preparar a conciencia.