Piadinas, caldo de birria de res al estilo Tijuana, tortillas reinventadas, cachopos o papas arrugadas con mojo picón canario son propuestas de las 16 gastronetas que participan en la I Expo Food Trucks, que permite hacer un viaje gastronómico en apenas 600 metros cuadrados desde hoy hasta el 6 de marzo.

La calidad y la variedad priman en este encuentro culinario, organizado en la explanada junto a la estación de metro Nuevos Ministerios de Madrid, asegura a Efe su coordinadora, Myriam Crespo, porque se trata de acabar con la idea de que la comida callejera equivale a comida basura.

"Somos restaurantes sobre ruedas", ratifica a Efe Endika Zulueta, un "cocinero sin estrellas" y 25 años de profesión que ahora ejerce en Su Piadina, donde rellena este pan ázimo italiano de txangurro, pastrami, "pull pork" o pollo braseado.

Restaurantes sobre los que hay un estricto y diario control de calidad y seguridad sanitaria, recalca Crespo, con cocinas bien equipadas a la vista del público, instaladas en vehículos con una media de 20 años de antigüedad y cuidadosamente restaurados, con inversiones que pueden alcanzar los 70.000 euros.

También ha estacionado en la zona 7 Delicatessen, donde Edgard Sabina ofrece su "concepto de comida canaria adaptada al picoteo", como carne fiesta, papas arrugadas con mojo, almogrote y propuestas más creativas como las croquetas de plátano y el crujiente de morcilla dulce. Hasta la cerveza viene de las islas afortunadas.

Iván Martín ofrece en Lucía''s sus "angustillas", una fusión de hamburguesa cien por cien "black angus" y tortilla de patatas, que sirve en un mollete antequerano aliñado con tapenade de tomate, aceitunas y frutos secos, guacamole y arena de pimiento y tomate. "Queremos llevar la tortilla de patatas a otro nivel callejero. Y demostrar que la comida rápida puede ser sana", explica a Efe.

Ángel Rubio trae de San Sebastián su Irrintzi Food, especializado en bacalao y salmón de Alaska. "La comida es de un restaurante de nivel medio-alto, de máxima calidad, elaborada, pero con precios muy populares, desde los 4 euros de un pintxo de taco de bacalao hasta los 15 de un lomo de bacalao con pimientos del piquillo", dice a Efe.

Originales sándwiches, perritos calientes de butifarra y de rabo de toro, el tradicional cachopo asturiano en formato callejero, croquetas para todos los gustos, carnes de la sierra de Guadarrama a la brasa, aguachiles y tacos de México, son otras de las propuestas que ofrecerán estas gastronetas de 11:30 a 21:30 horas hasta el jueves y hasta las 22:30 el fin de semana.

También hay bebidas y postres. Como los gofres artesanales y los batidos de fruta de las propietarias de Rolling Caravan, conocidas por su participación en el concurso televisivo "Cocineros al volante".

Las valencianas Cristina González y Xaro Castellà tienen experiencia en este tipo de eventos de gastronetas, cada día más frecuentes en España. "Hay promotores que se lanzan a organizarlos sin experiencia y tienes que elegir muy bien dónde vas porque si te equivocas pierdes uno o dos meses de tu trabajo. Tendría que haber más regulación", apunta Cristina.

A ambas les gustaría además que la legislación permitiese a las gastronetas circular por las calles de las ciudades, cambiando de zonas -como ocurre en Estados Unidos e Inglaterra- en vez de tener que limitarse a este tipo de convocatorias, y en eso coinciden con sus compañeros.

"El problema es que no hay una legislación estatal, se rigen por la venta ambulante alimentaria", lamenta Myryan Crespo. "Y cada ciudad tiene su normativa, te exigen papeles distintos; las administraciones están perdidas", añade Cristina González.

Las quejas son generalizadas por las "muchas trabas" y "exceso de burocracia" que encuentran estos emprendedores. Y eso que son los primeros que se imponen exigencias: "Trabajamos en cocina y eso debe de ser sagrado en cuanto a la reglamentación; pero eso no debería impedir la movilidad", apostilla Endika Zulueta.