Son, en general, gente de buen comer y mejor beber, "de buen vivir", dice convencida la periodista María Díaz, autora de una guía en la que cómicos españoles, actores y actrices, famosos unos y otros menos, comparten con el público los lugares en los que se entregan a esos placeres.

Bares de carretera, de ciudad, tascas, casas de comidas sin pretensiones, de mantel y servilleta de papel, restaurantes de menú "a ocho euros" y algunos, pocos, distinguidos con alguna estrella Michelin.

Lugares todos ellos en los que, además de comer y beber bien y de disfrutar de una prolongada sobremesa, se sienten "como en casa", cuando están precisamente lejos de ella.

Más de cien "teatreros", cómicos de la legua obligados a recorrer en giras la geografía española de norte a sur y de este a oeste, una lista en la que figuran nombres consagrados de la escena, como los de Héctor Alterio, Lola Herrera, Emilio Gutiérrez Caba o Maribel Verdú.

Ellos han colaborado "generosamente" con la autora de "La guía gastrocómica" (Roca Editorial), un libro ideal para "disfrutizarlo" y guardar en la guantera del coche.

"Son todos los que están", pero no están todos los que le hubiera gustado a esta periodista curiosa, habladora y amante, a partes iguales, del teatro y de los bares, que es María Díaz, curtida desde hace ya tiempo como jefa de prensa de espectáculos y festivales teatrales en Madrid y otros lugares.

Los ausentes lo son por diferentes motivos. Bien porque ahora no están haciendo teatro, ocupados en otros trabajos en cine o televisión, bien porque, ni haciendo un esfuerzo, se acuerdan de sitios y nombres, ellos que, si algo deben tener, es memoria para aprenderse sus papeles o bien porque "pura y simplemente" reconocen "que no saben comer".

A todos los que han colaborado, la autora les conoce "muy bien. Porque convivo con ellos, porque son mis amigos" y porque, como a ellos, a María le encanta comer y beber. "Escribir esta guía -bromea- me ha hecho engordar algún que otro kilito".

"Me he pasado la vida recomendándoles sitios", dice esta "donostiarra nacida en Málaga y criada en Salamanca", que ha pasado también por Bilbao, por Pamplona y otros muchos lugares. Una mujer de paladar educado por una madre "buenísima cocinera" y un padre "pijo de siete tenedores por cada lado".

Aunque las giras teatrales ya no son como antaño, largas en tiempo y etapas, llegándose incluso a cruzar el Atlántico y los Pirineos, algo ahora excepcional, se siguen haciendo.

Eso sí, en fines de semana, casi siempre en tren, coche y, solo cuando es estrictamente necesario, en avión. "Muchos, los más afortunados, se llegan a tirar más de cincuenta fines de semana fuera de casa", comenta Díaz.

Y, claro, se tienen que cuidar. "Casi todos han decidido -comenta- sacarle partido al hecho de estar fuera de casa. Otros, no tanto. Hay quien con la dieta de un día vive cuatro, y otros que con la dieta de cuatro comen un día. A estos las giras les cuestan dinero. Otros se mantienen a base de bocatas de calamares".

María Díaz cree que su guía, con casi mil referencias de locales donde saciar hambre y sed, es una buena fotografía de España desde el punto de vista gastronómico. "Una fotografía muy fiel sobre lo bien y variado que se come en nuestro país".

En la lista de actores y actrices "disfrutones" ante un sabroso plato de cuchara, un buen asado o un postre casero, acompañado de buenos vinos, hay una familia entera, los Viyuela (Pepe, Camila y Samuel), un tío (Emilio Gutiérrez Caba) y su sobrina (Irena Escolar), y compañías al completo (Ron Lalá, L''Om Imprebís, Sexpeare o la Sala Mirador, entre otras muchas).

Además, grandes de la actuación como Carlos Hipólito, Pedro Casablanc, Gonzalo Castro, Asier Etxeandía, Carmen Machi, Luisa Martín, Pepón Nieto o Sergio Peris-Mencheta. Así hasta completar una lista que supera los cien nombres.

"El lector va a encontrar mucha variedad" en una guía que "habla también de las circunstancias en las que viven los artistas: a veces, están muy bien, arriba, y otras abajo. Hombres y mujeres que, a veces, van con mucha prisa a los sitios y tienen que parar, para comer o cenar, donde pueden y cuando pueden".

Si han encontrado "un sitio donde pedir un buen bocadillo de calamares, lo cuentan, lo mismo que donde sirven un buen ''foie''. Tienen el paladar tan practicado que no le hacen ascos a nada", concluye María Díaz, quien ya piensa en ampliar, con otros nombres y otros lugares, una guía "a la que no tiene por qué temer la Michelin", bromea. "Son dos universos diferentes", cree.