El pulpo se ha significado por ser uno de los vecinos más reconocibles y queridos del litoral isleño, quizá por esa naturalidad que lo lleva a acercarse, aunque con cierta prudencia, hasta casi la misma orilla, actitud que lo convierte en cómplice del marisqueo, si bien en ocasiones cae víctima de su propia timidez y entonces se enroca en el fondo de las cuevas, busca cobijo bajo alguna piedra o se mimetiza con los colores del entorno. En ocasiones resulta plenamente visible mientras se impulsa con esa cadencia tan rítmica y particular sobre los arenosos fondos en busca de sus presas.

Lo cierto es que este sabroso cefalópodo ha acompañado desde siempre la gastronomía canaria con su singular sabor y es más que probable que los aborígenes también lo disfrutaran, aunque por la ausencia del esqueleto que caracteriza a estos animales resulte imposible confirmar y documentar este extremo.

Entre los platos más habituales del recetario destaca, por su sencillez, un buen rejo guisado con pimienta picona acompañado de unas papas arrugadas y mojo, con su aderezo de aceite y vinagre más la inexcusable cerveza fresca o vino blanco si se quiere. El ya profesor jubilado, pero siempre cocinero Rogelio Quintero, elogia el rejo de pulpo que él denomina "rillonito", ese de textura algo dura, que se resiste al masticarlo y sobre el que dice hay que comerlo poquito a poco, en trozos pequeños, sin desmerecer la básica receta de pulpo a la vinagreta.

Otra de las fórmulas arraigadas en Canarias, más extendida en las Islas Orientales, es la del pulpo frito, que se cocina en abundante aceite y se consume bien churruscado, así como también el pulpo a la plancha, un manjar al mezclarse su textura y aromas con un sabroso aceite de pimentón, un pequeño toque de mojo verde y, como guarnición, unas láminas de batata frita.

Una alternativa es la de una ropavieja de pulpo, plato donde el cefalópodo comparte protagonismo con las garbanzas y la fritura, circunstancia que no se da cuando hablamos del carpaccio, una elaboración que el chef Ángel Rodríguez prepara de maravilla en su cocina de El Archete, en La Laguna.

¡Marchando una de pulpo!