El chef español Quique Dacosta, cuyo restaurante figura hace años entre los 50 mejores del mundo, defendió hoy que el comedor social que funcionó en Río de Janeiro durante los Juegos Olímpicos permanezca abierto porque muestra que es posible erradicar el hambre sumando pequeñas iniciativas.

"La continuidad de la iniciativa depende de que las autoridades brasileñas y las empresas continúen apoyándola pero creo que es posible hacerlo y multiplicar la experiencia en todo el mundo", dijo en entrevista el propietario del restaurante que lleva su nombre en Denia (España) y que tiene tres estrellas Michelín.

Dacosta no sólo se sumó sino que fue uno de los más ardientes defensores del Refettorio Gastromotiva, un comedor social que abrió sus puertas el mes pasado en Río para ofrecerle a personas en situación de extrema pobreza los platos de varios de los chefs más conocidos del mundo con los excedentes de los alimentos de la Villa Olímpica.

El español fue el encargado de ponerle punto final a la iniciativa al comandar la cocina del restaurante el domingo pasado, en el día en que fueron clausurados los Juegos Paralímpicos.

Además de enseñar sus técnicas y principios de la cocina española a 30 aspirantes a cocineros de un proyecto social, Dacosta aprovechó los alimentos que recibió para ofrecer gazpacho, tres tipos de paella y un postre a un centenar de indigentes.

"El día uno empieza hoy. Ayer fue el último día planificado. Pero el día uno de este comedor es hoy. Se abre una nueva perspectiva", afirmó el cocinero nacido hace 42 años en Jarandilla de la Vera (Cáceres).

Según Dacosta, los Juegos terminaron y ya no hay alimentos excedentes de la Villa Olímpica o de las casas gastronómicas que algunos países montaron en Río para promoverse, pero las necesidades continúan y la buena voluntad de quienes participaron de la iniciativa permanece.

"Pero entiendo que la continuidad va a depender de las empresas que lo apoyaban y de la contribución del Ayuntamiento. Y no sólo en Río sino en otras ciudades que quieran copiarlo. Esto es el principio de algo que tiene que expandirse en todo el mundo", dijo.

"Tenemos que crear una conciencia cada vez mayor de que somos la primera generación que puede acabar con el hambre en el mundo. Hay recursos económicos, hay alimentos excedentes, hay mecanismos y hay iniciativas que nos permiten acabar con el hambre, que es la mayor vergüenza del mundo", afirmó.

Dacosta, que ha participado en iniciativas de combate al hambre en varios países, considera que se puede repetir la experiencia en otras ciudades.

El Reffetorio Gatromotiva fue resultado de la unión del chef italiano Massimo Bottura, que está detrás de Food For Soul (Comida para el Alma), y de David Hertz, que fundó hace diez años Gastromotiva, una ONG destinada a capacitar en hostelería a personas procedentes de favelas.

El comedor, que siguió el modelo el Refettorio Ambrosiano, creado por Bottura en la Expo de Milán en 2015, se instaló en un local cedido por la alcaldía en el céntrico barrio de Lapa, que fue remodelado en apenas dos meses y decorado con diseños del prestigioso artista brasileño Vik Muniz.

Durante un mes y diez días, pasaron por el comedor cocineros como el francés Alain Ducasse, el brasileño Alex Atala y los españoles Andoni Luis Aduriz o Joan Roca.

Durante los Juegos se ofreció cena diariamente a un centenar de indigentes pero la intención, aún no confirmada, es que a partir de ahora pueda abrir al público al medio día con el concepto "pague el almuerzo y done la cena".

Dacosta asegura que la iniciativa le sirvió para demostrar que, pese a las recetas rígidas, la cocina puede aprovechar cualquier alimento, los excedentes de los restaurantes y la experiencia en los fogones para crear platos nuevos, alimentar a los necesitados y concienciar sobre una problemática mundial.

"Ojalá contáramos con instalaciones y más iniciativas de este tipo para poder alimentar a más personas. El futuro lo creamos hoy. Es una iniciativa a la que le damos arranque y que seguirá desde que la ciudad lo quiera", concluyó.