Desde el respeto a la tradición de siempre, el de un lugar donde sentarse a tomar un café, reunirse con los amigos a echar una caña acompañada de una tapa o bien una copa, el quiosco de la plaza Weyler, ahora bajo el nombre de Kubo, brinda una propuesta que rescata los sabores originales del viejo Santa Cruz a los que añade su particular toque de modernidad.

Rafael Macía y su equipo, con el chef Reinaldo Báez al frente de los fogones, se fían a la calidad del producto, sin mayores transformaciones, y siguiendo los modelos de locales similares instalados en Barcelona, Madrid y otros lugares, combinan calidad y precios razonables como la mejor fórmula de éxito.

El Kubo de la Weyler se acompasa de esta forma al ritmo que va marcando la propia ciudad, desde la mañana con carácter de cafetería, para quienes van de paso o desean disfrutar de un desayuno a base de un buen café tipo arábigo, con espuma y particular aroma; degustar bocadillos gourmet como un sandwich, un vegetal, un bocadillo ibérico o una hamburguesa, o también los montaditos, que se sirven gratuitamente junto con el servicio de bebidas (cerveza o refresco), caso del Makibérico, un rollo de pan bizcochado relleno de jamón ibérico; las papas Bravas al estilo Kubo; una Cuchara de anchoa doble 0; el Boquerón Cantábrico; el Chupito de berberechos, etc.

La oferta se extiende a la hora del almuerzo y la cena con una carta de platos fríos y calientes concebidos en la idea de compartir, desde ensaladas, un carpaccio de ternera, tartar de atún rojo, pulpo asado, solomillo al wok, croquetas, así como variedades de huevos de corral, etc. que se servirán de 13:00 a 16:00 y de 20:00 a 23:00 horas.

Después de una concienzuda obra de remodelación, siguiendo un proyecto ideado por el arquitecto Eustaquio Martínez, responsable también del primitivo kiosko, este nuevo espacio se presentó anoche en sociedad, aunque ha permanecido abierto al público desde finales de septiembre.

La fiesta de inauguración del Kubo de la Weyler contó con la presencia, entre otras autoridades, del alcalde de la capital, José Manuel Bermúdez, así como de diferentes personalidades de la vida social y económica de la ciudad.

La obra, un cubo de espejo que se mimetiza con el entorno durante el día y se convierte en un prisma de luz led durante la noche, proyecta una nueva imagen de la plaza y de Santa Cruz.