El plato español más universal es la paella valenciana. Y uno de sus grandes promotores es Vicente Aguilar Cerezo (Melania, Valencia, 1948) dueño del mítico restaurante "La Lluna de Valencia" en Costa Rica, en el que ha cocinado, hasta el momento, 60 toneladas de arroz, aseguró a Efe.

El éxito de la paella a 11.000 kilómetros de Valencia es que "el arroz, a los ticos y a los centroamericanos en general, le gusta tanto o más que a los valencianos", explica mientras enciende la madera para hacer una paella "a la leña", y relata que ese día espera a "un grupo de más de 150 personas en el restaurante".

Si el refrán dice que fue "cocinero antes que fraile", en el caso de Vicente es al revés: ingresó en la orden franciscana en España cuando tenía 10 años, y abandonó el hábito 20 años después.

Viajó a Nicaragua en 1980, trabajó en El Salvador con el padre Ignacio Ellacuría (asesinado en la guerra civil) y dirigió proyectos de cooperación internacional de las Naciones Unidas y de la Unión Europea en El Salvador, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana, entre otros países.

Con su mujer, la alemana Katharina Hinkelammery, y sus dos hijas, se trasladó a Costa Rica y comenzó, en 1990, a hacer paellas por encargo y así surgió lo del restaurante español.

"Los primeros menús que cociné eran de tortilla española y paella, que acompañábamos con sangría, queso manchego y jamón serrano. Mi mujer, que es alemana, atendía a los clientes. Cada año crecíamos un poquito. Somos ya un clásico de Centroamérica".

"Intento que las paellas y el menú español en general sean muy fieles en los productos. Cocinar una paella es difícil ya que hay que tener en cuenta el arroz, el agua, las especias, los ingredientes, el tiempo de cocción y la altura o el grado de humedad con que se trabaja", asevera.

Vicente se considera un "artesano" de la cocina: "Son más de 25 años realizando este oficio, que es muy gratificante. Haces que la gente disfrute, se lo pase bien, olvide sus problemas".

"Siempre me gustó cocinar, pero soy autodidacta. Manejo las recetas familiares. Las que vi hacer a mi madre, a mi abuela, a mis tías. Del entorno de la huerta valenciana. He practicado en las ollas del convento. Y mucho sentido común. Vengo de una familia de campesinos".

Vicente se pasea entre las mesas con una bota de vino, se interesa por las preferencias de sus clientes a los que invitará, más tarde, a participar en canciones o bailes.

El lugar es una antigua casona de cafetal de 118 años situada en la provincia de Heredia (centro del país), con un pequeño escenario donde se canta y se baila, con grandes paelleras colgando de las paredes y recortes de periódico, caricaturas y dibujos enmarcados. No faltan tampoco los carteles de corridas de toros.

"La Lluna de Valencia es una pequeña embajada de Valencia, de España, del Mediterráneo, en Costa Rica para compartir gastronomía y, sobre todo, alegría", dice Vicente.

Teólogo y filósofo de formación, Aguilar ha recibido numerosos reconocimientos dentro y fuera de Costa Rica. Imparte talleres y cursos de cocina mediterránea y actividades gastronómicas como concursos y festivales de paellas y paellas de la solidaridad.

Todos los años dirige la realización de una gran paella para mil personas en beneficio del Hogar Luis Amigó dedicado a rescatar a delincuentes juveniles.

El próximo 4 de marzo Costa Rica será sede de una semifinal del Campeonato Mundial de Paellas, cuya final, como es tradicional, se celebrará en Sueca (Valencia, España).

"No tengo nada que ver con el jurado ni con los premios, solo acojo, apoyo y organizo dentro de mi modesto papel", dice Vicente Aguilar.