Para que cuatro personas puedan saborear una cena un sábado en el restaurante El Rincón de Juan Carlos deberán cumplimentar la pertinente reserva y ponerse en lista de espera, aguardando con paciencia alrededor de dos meses a que les llegue el turno.

Este local, ubicado en los Acantilados de Los Gigantes (Santiago del Teide, Tenerife), que luce los distintivos de una Estrella Michelin y dos Soles de la Guía Repsol, es el único de Canarias que, hasta ahora, precisa tiempo de espera para atender a sus clientes.

Su horario de apertura, de martes a sábado, entre las 19:00 y 22:00 horas, y el hecho de disponer de una sala con capacidad para un total de 20 servicios, representa un condicionante que puede explicar esta demora. Pero, sin duda, la razón más poderosa descansa en la calidad de una cocina que acapara un sinfín de elogios, resultado de un trabajo que, de un tiempo a esta parte, resulta más visible en los reconocimientos que atesora Juan Carlos Padrón, nombrado chef del Futuro 2017 por la Academia Internacional de Gastronomía el pasado mes de febrero y recién llegado de Alemania, donde ejerció como ponente junto a su hermano y formó parte del jurado en la semifinal del Campeonato Mejor Cocinero del Año de Alemania.

El grupo familiar que componen Juan Carlos y Jonathan Padrón, su madre y las parejas de ambos, Raquel Navarro y María José Plasencia, ha conseguido distinguirse con una propuesta en la que priman el sabor, las emociones y las sensaciones.

El Rincón de Juan Carlos ofrece un menú corto que consta de siete platos, al precio de 60 euros, más una selección de 5 copas de vino por 35 euros y el añadido de 2 euros del pan artesanal.

El menú degustación, integrado por once platos, se cobra a 80 euros, más los 75 de un gran maridaje que consiste en 12 copas de vino, además de los 2 euros del servicio de pan artesanal.

En el establecimiento del Acantilado de Los Gigantes se trabaja con productos locales y globales de la mejor calidad, controlando la materia prima desde el origen, el productor, hasta su final en la cocina y de ahí al plato.

Los productos del mar representan uno de los pilares gastronómicos de este restaurante, donde a la aplicación de novedosas técnicas culinarias se suman ingredientes propios de las Islas, lo que da como resultado una cocina de raíz canaria, aderezada con un toque de creatividad.

Ciertamente, otros establecimientos de la Isla que también lucen el privilegio de la estrella Michelin, tal es el caso del Kabuki, en el hotel Abama, o Kazan, en la capital, aunque no acumulan lista de espera sí precisan, en cambio, ajustar los horarios para establecer reservas de mesa en un fin de semana.

De otra parte, el panorama gastronómico canario también está alimentado por un suculento listado de restaurantes que se inscriben entre las recomendaciones que brinda la Guía Repsol, hasta un total de veinticinco, que nutren las apetencias de los clientes en diferentes islas del Archipiélago. En estos locales, tampoco existen restricciones para la reserva de mesa.

Esta realidad contrasta con la situación que se vive a nivel nacional, donde el cliente debe aguardar desde unas seis semanas de espera, el plazo para disfrutar de la cocina en restaurantes tan renombrados como Ábac (Jordi Cruz) o Aponiente (Ángel León), hasta los once meses que se requieren para acceder a la carta de El Celler de Can Roca, el primero entre el ranking de los restaurantes más solicitados.

Desde el reclamo que suponen las distinciones, o bien la novedad, parece claro que el hecho de figurar en el universo de los estrellados llama la atención de una clientela que busca y paga por lo gastronómico.