El periodista cuenta con recursos de expresión entre una serie de géneros fácilmente detectables por el lector. La entrevista como el reportaje, la crónica y el artículo de opinión confieren para cada escrito una forma u otra la visión de acontecimientos que necesariamente han de transcender.

A lo mejor, y vivido un momento especial, cabría aventurarse en el híbrido de todos en un "formato" libre en el que hoy me aventuro, a ver qué tal; intentando conciliar caudales de sensaciones gastronómicas no del periodista, sino de la persona, del ser humano que se despoja de sus propios armazones cuando acomete una degustación y la valoración de lo que nos propone cada casa, cada grupo humano.

Así que pido a los lectores que si les apetece hagan un ejercicio de percepción y que cuando esté describiendo "mi" experiencia, la de este viernes sin ir más lejos, puedan trasladarla a "su" digamos predilección. Partimos pues, en este ensayo, de "uno mismo", de un fin de semana en el que personalmente hemos vivido con intensidad.

Yo he salido de grabar, toda la mañana del viernes, el correspondiente programa de Con Cúrcuma Radio. Me encuentro abotargado. El día está soleado, brillante,? Si me voy a casa, comeré frugal y me meto otra vez a trabajar sin descanso, eso seguro.

Llamo a un amigo por si hace un aperitivo; no puede. Llamo a otro, imposible? Pero yo sigo en mis trece de "no ir a empantanarme" y me veo sentado, tranquilo, en un banco de la Plaza Militar. Y este "yo" ("usted" que lee esto) me digo: "¡Un tartar de arenque de Danny Nielsen y un aquavit (destilado danés)".

Después de la revelación, callejeo hasta el Callejón del Combate santacrucero, y ahí está "uno", solitario, tranquilo y sin distorsiones; tras el saludo a Danny, ajetreado en esa magnífica cocina a la vista, informo de mi objetivo: saborear la especialidad referida y estar mecido por la placidez del instante (ya hemos trabajado bastante).

Pilar, Juanma, Víctor, Bruno, Antonio, Eddy,? La Sala del restaurante Nielsen (Jonathan, David,? en la cocina) atiende a los comensales y yo estoy en la terraza, con mi propia compañía, a la expectativa de esa combinación del chef que me encanta desde que la descubrí,?

Sobreviene el caudal de sensaciones gratas: que buena sensación la atención de estas personas: una caña helada de Heineken, pan "de cristal", rayitos de sol vivificantes? Yo y mis cosas (y mis grandes ideas). Danny trae a la mesa la tosta de foie-anguila ahumada, manzana, esferificaciones de malvasía,?

El momento justo, el lugar perfecto; el ir y venir de la gente por el Callejón; apuro otro trago largo de la cerveza (star serve, sin duda). Voy muy lento; muy muy lento; la slow-food a mi lado sería un fórmula 1; aprecio cada bocado y voy multiplicando la placidez de dar con teclas gustativas emocionantes.. me hacía falta (más aún sin estar planificado, sin entrar en disquisiciones de sabores o texturas?).

Por fin el tartar de arenque sobre su pan de centeno y el aquavit dorado; ¡esto cada vez está mejor! Casi no escuchaba en ese momento al chef ("¡vas a probar un Alion portentoso").

El líquido nórdico y ámbar rezuma cosas buenas en mi nariz, en mi paladar, y al momento comienza la liturgia de extraer de la botella la esencia del tinto majestuoso gracias a ese ingenio prodigioso del "Coravin". Una aguja fina lleva a la copa la maravilla, preservando perfectamente contenido y continente. Qué delicadeza.

Acompaña (uno marida a otro y viceversa) un Black Angus con 90 días de maduración. Excelente y toque de la salsa de whisky. Y yo siento experimentar, con la relajación, el por qué de procurar conocimientos acerca de sabores a lo largo de los años.

Por supuesto el queso; por supuesto el oporto Nietpoort Tawny que me ha hecho recordar los reflejos dorados del Douro, visto desde Gaia. Salgo nuevo, a lo mejor un poco "más yo". Buscaba a alguien que me acompañara y en el restaurante Nielsen, en su terraza, desinhibido, me encontré "conmigo"?

Foto de familia y la idea de escribir algo libre.

Este escrito.