Si Affligem es la tercera cerveza más antigua del mundo, sin duda va a ser la que más se remonta en el tiempo de las que se distribuyen en Canarias, dentro del portafolio de Insular Canaria de Bebidas (Incabe). Estamos hablado de nada menos que mil años; ya ha llovido desde su primera elaboración.

Valga hacer hincapié en un dato: de la mano del Grupo Heineken, esta cerveza absolutamente especial en todas sus características organolépticas está presente en más de 70 países.

Apenas unas décadas separan las dos elaboraciones cerveceras que le anteceden en "edad", aunque si uno prueba la Affligem belga comprobará que más joven no puede resultar. Antes del trago reconfortante (largo para algunos, como es mi caso), en nariz apreciaremos ligeramente el lúpulo (terroso o especiado), junto a ese matiz a malta suavemente dulzón.

No cabe duda de que impera el carácter a levadura sutil y bien engarzada, que puede incluir fenoles especiados, alcohol perfumado; registros de miel, la propia levadura y ésteres frutales (concretamente cítricos. Aquéllos monjes de la abadía sí que sabían).

Hay que hacer hincapié en que mientras otras cerveceras alemanas similares venden su producción a escala local, Affligem abre muchísimo su arco para disfrute de cerveceros que buscan en su jarra un hidratante ligero, envolvente, con recuerdos a malta (granoso-dulce al principio pero con un final medio-seco a seco); evidente el alcohol suave, integrado, cada vez más evidente en el retrogusto.

El que apura su copa detectará ese amargor medio a lúpulo y alcohol bien armonizados, también con la evidencia del lúpulo, presente de forma muy ligera, está claro que el carácter de levadura otorga singularidades muy suaves a esta bebida que rompe récords de antigüedad y que, sin embargo, no puede ser más vigente en el mundo contemporáneo.

Es destacable, por cierto, la cantidad de premios que recibe año tras año. Entre los más recientes, se incluyen algunos de los más prestigiosos del mundo, como los World Beer Awards, en los que esta rutilante cerveza de abadía recibió dos medallas de oro y una de bronce en distintas categorías. Son más de un millar de marcas de 60 países las que entran en competencia para llevarse los respectivos galardones.

A la vista, tenemos ante nosotros un vistoso cromatismo dorado, rematado con una espuma alta, densa y cremosa de color blanco a blanquecino. "Buena retención con encaje belga (Belgian lace; espuma adherida en las paredes del vaso mientras esta se desvanece)", es una de las notas de expertos catadores que hemos podido encontrar.

La carbonatación es media-alta a alta y es de cuerpo medio. Ligera a moderada tibieza de alcohol, pero suave. A menudo presenta un carácter casi lager, que le da un perfil más limpio en comparación con muchos otros estilos belgas. En ese país usan el término Blond, mientras que los franceses lo deletrean Blonde.

Cabe recordar que en el caso de la tipología ale se recurre a levaduras que fermentan a temperatura ambiente (entre los 15 y los 22 grados). Éstas se depositan en la parte superior de los tanques. Las ale son aromáticas, cremosas y permiten una mayor combinación de ingredientes. Suelen servirse menos frías que las de tipo lager para de esta forma apreciar todas sus cualidades.

Sabían lo que se hacían

Affligem se caracteriza por la maestría con la que se integra sus ingredientes, y es que aquellos monjes sabían lo que se hacían y sus sucesores se encargaron de mantener intacta la tradición: malta pils belga, maltas aromáticas, azúcar, cepas de levadura belga que producen alcoholes complejos, compuestos fenólicos y ésteres perfumados, lúpulos nobles tipo Saaz, Styrian Goldings y East Kent Goldings. Tradicionalmente no se utilizan especias aunque los ingredientes y sub-productos de la fermentación pueden dar una impresión de condimentos (a menudo una reminiscencia de naranja o limón); las especias están presentes, pero se percibirían levemente de fondo. En cuanto a la comparación con otros estilos, tiene una Intensidad similar a una Dubbel, carácter similar a una Belgian Strong Golden Ale o una Tripel, aunque un poco más dulce y no tan amarga.

Unos trazos de historia

La abadía se constituyó a partir de una comunidad de eremitas, probablemente el 28 de junio de 1062. Estos eremitas habrían sido caballeros que se habían arrepentido de su vida violenta. Su gran benefactor fue el Conde Palatino Herman II de Lotaringia. A través de su representante, el arzobispo Anno II de Colonia (1056-1075), dio el permiso a los eremitas para constituir una comunidad en su dominio de Affligem. En la crónica de San Lutgardis (aprox. 1200) se le llamó el Espejo para todas las abadías. Allí se producen quesos y nuestra cerveza hoy protagonista, una de las más reconocidas de Bélgica.