Llegados a estas alturas de la historia ya se hace precsiso desterrar de una vez por todas esa "viejuna" idea sobre los restaurantes vegetarianos, para muchas personas lugares tristes y sosos, cuando no reducto exclusivo para esos grupos "sectarios", fieles a la comida verde.

La Verdulería, en la callle Santiago nº 5 de la capital santacrucera, es uno de esos locales en donde, por encima de cualquier otro planteamiento, se propone recuperar el auténtico sabor de los alimentos. Se trata, sin duda, de un espacio a la medida para que tanto omnívoros, como la comunidad vegana y también la vegetariana compartan mesa y mantel en paz y armonía, sin miradas de reojo, ni por supuesto reproches.

Con una decoración un tanto "vintage", de manteles a cuadros que recuerdan jornadas de pic nic, el color claro de la madera, sillas de diferentes estilos y portes, paredes blancas y unos amplios ventanales que permiten a la luz colarse a su antojo, el lugar rememora, en pleno centro administrativo de la capital, un ambiente campestre, acaso algo "contaminado" por un excesivo ruido que en ocasiones no resulta nada digerible.

Con todo, Nuria, en la sala, y Maren Jesús, en la cocina, se afanan por brindar una propuesta diferente, con platos cargados de verduras, legumbres, frutos secos y productos de temporada que se suceden en una carta que también ofrece al cliente un sabroso menú diario y, a la vista de la ocupación,

En la mesa, el pan se acompaña de una mantequilla de cabra suave, con leche procedente de una explotación artesanal; las croquetas de Maren, según el día, en el momento que nos ocupa estaban elaboradas con pesto, pasas y piñones; unas sabrosas bolitas de falafel, a base de humus de zanahoria asada y arvejas, acompañadas de un tabule de quinoa con salsa de yogur de cabra; los deliciosos dumplings, empanadillas japonesas rellenas de setas shitake y batata con salsa Manchuria y setas shimey; una sensacional ensalada Mesopotamia, con arroz salvaje, lentejas con hierba huerto y frutos secos; la batata frita, con salsa mole aguacate y judías rojas... Y un cheese cake de crema de queso de cabra, mandarina, galleta casera con clavo, anís estrellado y gel de parchita. ¿Quién dijo monotonía?