La princesa Carolina de Mónaco cumplió con su promesa y defendió, a solas y ante la justicia, la honorabilidad de su marido Ernesto Augusto de Hannover, frente a las acusaciones de que agredió brutalmente, estando borracho, al propietario de una discoteca en Kenia, molesto por la música. "Le dio dos bofetones, con la mano plana. Y le dijo: una por la música, la otra por las luces", declaró la princesa ante la Audiencia de Hildesheim (Alemania), derrumbando de paso los rumores de que cancelaría su visita tras el revuelo por las fotos de su esposo besándose con su amante.