El vetusto mausoleo de Lenin, cuya estabilidad se vio amenazada por las goteras, la nieve y el inexorable paso del tiempo, reabre sus puertas ocho meses después tras las mayores obras de restauración desde 1924.

"Si aún no han quitado los faraones de las pirámides, ¿por qué deberían quitar a Lenin del mausoleo?", aseguró Vladímir, un moscovita de 73 años, frente al mismísimo edificio de mármol rojo y granito.

El mausoleo, que acoge al fundador de la Unión Soviética desde hace 89 años, cerró sus puertas a mediados de septiembre de 2012, pero no para los habituales retoques de la momia, sino para salvar un monumento que cuenta cada vez con menos partidarios.

Debido a su creciente permeabilidad ante la lluvia y la nieve, el edificio se había inclinado peligrosamente sobre una de sus esquinas, lo que afectó a su revestimiento exterior y condujo a una "gravísima deformación".

El interior del edificio se inundó, la erosión amenazaba su homogeneidad e incluso las dos letras "N" de la palabra "LENIN" inscrita sobre la entrada estaban a punto de caerse.

Con la excepción de los 1.360 días durante la Segunda Guerra Mundial en la que el cuerpo embalsamado de Lenin fue evacuado a Siberia, el mausoleo nunca había estado cerrado más de 2-3 meses.

En principio, el monumento únicamente debía estar en obras hasta el 31 de diciembre, pero los ingenieros diagnosticaron que su estado era mucho más grave de lo previsto, aunque los arquitectos oficiales siempre se han negado a mencionar la palabra reconstrucción.

En esta ocasión, han sido ocho meses, en los que los turistas rusos y extranjeros no han podido hacer cola en el empedrado de la plaza Roja para ver a la momia, que compite en fama con la de Mao Zedong o las de los faraones egipcios.

Curiosamente, pese a los trabajos de restauración la momia no se ausentó ni un minuto de su habitual lugar de residencia a los pies de los muros rojos del Kremlin, ya que las obras no llegaron a alcanzar la sala donde se encuentra desde su momificación.

A partir del 15 de mayo el renovado mausoleo volverá a recibir visitas, según el portavoz del Servicio de Seguridad del Kremlin, Serguéi Deviátov.

Durante estos ocho meses los trabajos de restauración se han centrado primero en recuperar la estabilidad de la construcción, para lo que se han perforado 350 agujeros que fueron rellenados con cemento armado que harán las veces de pilares del monumento.

La base de adoquines sobre la que se encuentra el mausoleo data del siglo XIX y es muy irregular, por lo que los ingenieros no tuvieron más alternativa que reforzar el fundamento del mausoleo.

Además, se recuperó la impermeabilidad del inmueble cerrando las grietas que el paso del tiempo abrió entre las losetas de mármol y el granito, y se restauró el sistema de iluminación del edificio.

El monumento, que incluye unas tribunas sobre las que los dirigentes soviéticos presidían los desfiles militares en la plaza, únicamente había sido sometido a reformas para renovar la grada exterior en 1973.

Mientras el mausoleo resiste a duras penas el paso del tiempo, cada vez son más los rusos que abogan por enterrar el cuerpo de Vladímir Ilich Uliánov "Lenin" (1870-1924) en un cementerio como el resto de los mortales.

Según una reciente encuesta del Fondo de Opinión Pública, un 61 por ciento de los rusos es partidario de que Lenin descanse bajo tierra en un camposanto, un 5 por ciento más que hace un año; mientras un 25 por ciento quiere que siga en su sitio.

"Fui miembro del partido y recuerdo que Lenin abogaba por que todos fuéramos iguales. Entonces, ¿por qué se encuentra en condiciones diferentes al resto? Él, en el mausoleo, y nosotros, aquí", comentó Arseni, de 60 años y residente en Voronezh.

En su opinión, "Lenin debe ser enterrado, como todos nosotros, los ortodoxos".

Katia, una turista serbia de 33 años, confesó que le gustaría ver la momia de Lenin, pese a que muchos lo consideran un "culto anacrónico".

"Sería interesante ver a Lenin, pero creo que sería mejor sacarlo de la plaza Roja. Momias como la de Lenin y Mao son monumentos diferentes. De alguna manera, el mausoleo no compagina con la Iglesia de San Basilio y el (centro comercial) GUM", indicó.

El líder ruso, Vladímir Putin, ha asegurado que Lenin yacerá en el mausoleo hasta que una mayoría clara de rusos manifieste públicamente lo contrario, para evitar una división de la sociedad.

Aunque Lenin no dejó testamento, su viuda, Nadezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición del cuerpo de su marido y dijo que el líder bolchevique había expresado su deseo de descansar junto a su madre y hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.