Julianne Moore consiguió su primera nominación al Oscar por "Boogie Nights", de Paul Thomas Anderson, fascinante tapiz sobre la industria del porno en los años 70, pero ahora reincide en la exploración del sexo al por mayor en "Don Jon", la película que protagoniza y dirige Joseph Gordon Levitt.

"Don Jon", que se estrenó en México el pasado fin de semana y el próximo 31 en España, es la historia de un chico obsesionado con la pornografía e incapaz de disfrutar de sus relaciones sexuales en carne y hueso, aunque sean con la mismísima Scarlett Johansson. En ella, Julianne Moore, en un papel secundario, cumple la función de lo que sería una película erótica "vintage": más excitante por ser más real, menos anatómicamente perfecta, más elaborada y más narrativa.

"Estaba sentada en el avión y cogí el guión. Conforme lo iba leyendo le dije a mi marido, que estaba sentado a mi lado: ''Esto no es sobre el porno. Es adorable, sorprendente, emocionante y divertido. Es una película sobre la intimidad''", asegura en una entrevista con la prensa internacional.

Moore busca en "Don Jon" no el morbo del sexo explícito, sino la a veces complicada consecución del placer compartido. "Scarlett Johansson está decepcionada, porque su novio ve porno en vez de tener sexo con ella, porque él es más íntimo con una pantalla de lo que es con ella. Ese es el problema que tienen", matiza.

Por eso, para la ganadora de la Copa Volpi en Venecia por "Far From Heaven", el mensaje de la película es sencillo y se resume en que "en la intimidad todo está bien si es real", sentencia. Su personaje, una excéntrica y misteriosa mujer que intenta seducir de la manera más surrealista al joven Gordon Lewitt, "no puede hacer nada que no sea auténtico, sea ''vintage'' o no ''vintage''", dice Moore jugando con los términos de este género.