"Mi nombre es Anthony Blake y todo lo que han visto esta noche ha sido producto de vuestra imaginación. No le deis más vueltas, no tiene sentido". Con esta frase, más o menos, suele despedir sus espectáculos el ilusionista y mentalista ovetense que el próximo 5 de mayo, a las 21:00 horas, tratará de "Ir más allá de la imaginación" en su visita el Auditorio Teobaldo Power de La Orotava. "Cada vez que subo a un escenario existe una improvisación permanente, pero al final todo está conectado con la intriga, los misterios, los recuerdos...", enumera antes de aclarar algunas facetas de su oficio.

¿Hay más ilusión que magia alrededor de lo que usted hace?

El porcentaje exacto entre lo que es ilusión y lo que es magia hay que repartirlo a partes iguales. Lo que sí puedo decir es que estoy muy ilusionado por regresar a Canarias, que es una tierra en la que no actúo desde hace un montón de años, y que el público que acuda a La Orotava llegará a sentir que hay mucha magia a su alrededor.

¿No sé si Anthony Blake comparte esta apreciación, pero da la sensación de que el ilusionismo vuelve a estar de moda?

En estos momentos hay mucha magia en todas las cadenas de televisión y en el resto de los canales de pago... Mis hijos, por ejemplo, que ya no ven un canal convencional, siguen disfrutando con una amplia y buena programación vinculada con el mundo del ilusionismo... La magia ha vuelto a resurgir como hace algunos años ocurrió con David Copperfield.

¿Poder "engañar" al espectador está cada vez más difícil?

Hace unos años una amiga me invitó el día de Reyes a merendar a su casa. Al hijo le acababan de regalar un "Magia Borras" y yo me puse a hacer algunas cosas. Al final, al cabo de un rato, solo se le ocurrió decirme. ¡Júrame por tu vida que todo lo que nos acabas de hacer está en esta caja! La gente de hoy tiene más juicio que la de antes porque en el pasado veíamos al mago y poco más... Ahora, en cambio, está más pendiente, pero con esfuerzo y unas cuantas horas de ensayo es posible continuar sorprendiendo al público. El arte de "engañar" hay que practicarlo para que no se note.

¿Tratar de saber más o tanto que un ilusionista es un problema?

Hay gente que por el morbo de saber cómo se hacen las cosas se mete en esos tutoriales de internet en busca de respuestas, pero al final acaba igual o peor que al principio. ¿Recuerda aquel mago enmascarado que lo contaba todo en un programa de televisión? Parecía que había descubierto la pólvora, pero la única realidad es que ese señor ya no existe: desapareció del mapa y el mundo de la magia no lo echa de menos. Ya nadie se acuerda de la cantidad de tonterías que hacía y decía aquel charlatán.

¿El público tiene que entregarse a la causa para pasarlo bien en "Ir más allá de la imaginación"?

Lo que no puede es estar pensando antes de entrar en el teatro a ver dónde me van a despistar... A veces no importa tanto lo que está haciendo el mago, sino lo que perciben las personas que lo están viendo. Esto es un espectáculo que hay que tratar de disfrutar al máximo; odio que la gente vuelva a casa pensando lo que le costó la entrada.

¿Y debe ser colaborativo?

Eso ayuda (ríe)... Pero en Canarias eso no es un problema porque los recuerdos que yo tengo de este público es que no le cuesta nada aceptar el reto que le plantea el artista. Eso es un plus que juega a favor del profesional que tiene la misión de entretener.

¿Qué incidencia están teniendo las nuevas tecnologías en el ilusionismo que se practica en 2017?

Los que nos dedicamos a esto desde hace ya unos cuantos años no recurrimos a ellas porque, al margen de que están inventadas con otro objetivo, son unas adaptaciones que en un instante puntual te pueden dejar con el trasero al aire. Si fallan las nuevas tecnologías, qué haces... ¿Te marchas a casa y dejas al público cabreado? En las charlas que suelo dar en círculos mágicos siempre recomiendo que la solución está en tus manos: si llegas a tener ese control, ya puedes usar lo que te dé la gana, y en eso incluyo a las nuevas tecnologías.

¿Este es un mundo en el que hay que tener unas "buenas" manos?

Manos y una agilidad mental para pensar trucos nuevos y, sobre todo, desarrollarlos... Un mago no es infalible, pero los buenos se preocupan por alcanzar la perfección. El público necesita ser sorprendido y tú tienes que poner los medios paras que eso suceda.

¿Ahí es cuando dice aquello de "todo lo que han visto esta noche es producto de su imaginación"?

Mi obligación es que las personas que deciden venir al teatro a ver a Anthony Blake desconecten de su mundo y de sus problemas lo más rápido posible para que entren en el mío...