La ONU consideró ayer "absolutamente imperativo" que Israel y el movimiento islamista Hamas acepten un alto el fuego en Gaza antes de que una posible invasión terrestre israelí de ese territorio palestino agrave el conflicto.

Ése es uno de los objetivos de los contactos que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, celebrará este fin de semana con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abas, que ayer viajó a Nueva York, explicó ayer el enviado especial de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Robert Serry.

"Con los tanques israelíes a las puertas de Gaza es absolutamente imperativo que hallemos una solución duradera para evitar una escalada que agrave el conflicto", dijo Serry desde Jerusalén en una conferencia de prensa ofrecida vía satélite. El diplomático holandés agregó que Abas y otros líderes árabes que no identificó tratarán de convencer al Consejo de Seguridad de la ONU de que adopte una resolución que conduzca al fin de las hostilidades.

El máximo órgano de la ONU concluyó el miércoles una reunión de urgencia sobre Gaza sin llegar a un acuerdo sobre el proyecto de resolución presentado por Libia, que instaba al cese inmediato de las operaciones militares israelíes y que fue rechazado por las potencias occidentales por considerarlo desequilibrado al no hacer referencia a Hamas.

Serry señaló ayer que la actividad diplomática que se lleva a cabo en la región para terminar con esta crisis no puede tener sólo como objetivo la interrupción de los ataques israelíes contra la franja y los lanzamientos de cohetes de Hamas contra el sur de Israel.

"Se deben crear, además, las condiciones para que esta situación no se vuelva a producir, porque regresar a como estaban las cosas antes sería insuficiente", insistió el enviado especial de la ONU.

Entre otros aspectos, ello incluye poner fin al bombardeo palestino de localidades israelíes y la apertura por parte del Ejército israelí de los pasos fronterizos con Gaza, que desde junio de 2007 permanece prácticamente aislada.

430 fallecidos

La ofensiva militar cumplió ayer una semana mientras el recuento mortal ascendía 430 muertos y la población permanecía aterrada ante la posibilidad de una invasión terrestre, que muchos consideraban inevitable e inminente.

La apertura del paso fronterizo de Erez, por primera vez en los últimos siete días, para permitir la salida de Gaza de palestinos con doble nacionalidad y extranjeros fue percibida como un signo de que los soldados israelíes podrían preparar su entrada en la franja.

Alrededor de 250 personas, en su mayoría mujeres casadas con palestinos, huyeron ayer de Gaza y serán trasladadas a Jordania con ayuda de la Cruz Roja y misiones diplomáticas para, desde allí, viajar a sus respectivos países.

Según testigos, el Ejército israelí bombardeó ayer campos de cultivo cercanos a la frontera. Un portavoz del Ejército confirmó que la aviación realizó ayer unos 35 ataques, algunos de los cuales se registraron cerca de la valla de separación y "tuvieron como objetivo lanzaderas de cohetes" de las milicias palestinas.

Al menos ocho palestinos murieron por los ataques de ayer, entre ellos cinco niños, informó Moaweya Hasanein, jefe de los servicios de emergencia del Ministerio de Sanidad de Gaza. Según Hasanein, la ofensiva israelí ha dejado más de 2.200 heridos, de los que 500 se encuentran muy graves.

Entre los objetivos golpeados ayer están las viviendas de 15 militantes de Hamas y una mezquita del campo de refugiados de Yabalia utilizada, según la inteligencia israelí, como almacén de cohetes y centro de operaciones del movimiento islamista.