En el pulso que mantienen Rusia y Ucrania por los precios del gas, cuya principal consecuencia es que casi toda Europa se ha quedado sin carburante en medio de la actual ola de frío, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, logró ganar una batalla. Consiguió ayer de su homólogo checo, Mirek Topolanek, cuyo país preside la UE durante el actual semestre, la adhesión al protocolo para la creación del mecanismo de control del flujo de gas ruso hacia Europa a través de territorio ucraniano.

Faltaba anoche que el documento lo suscribiera también Ucrania para que se pudiera proceder a restablecer el abastecimiento de gas. Con ese objetivo, el jefe del Gobierno checo regresó anoche a la capital ucraniana, en donde ya estuvo el sábado. "Topolanek permanecerá en Kiev hasta que se reanude el suministro de gas a Europa", afirmó Putin durante la rueda de prensa que ambos ofrecieron tras el encuentro.

Observadores

El texto del protocolo recoge la estructura, mandato, objetivos y normas de funcionamiento de la Comisión de Control internacional que deberá comprobar que la cantidad de gas que entra en Ucrania desde Rusia es la misma que sale después hacia la UE.

La veintena de observadores (rusos, ucranianos y de los países de la UE) deberán trabajar directamente en las estaciones de bombeo y en los depósitos de reserva subterráneos.

Moscú aceptó que expertos ucranianos puedan supervisar el tráfico de combustible también en territorio ruso. Esta era una de las exigencias planteadas por Kiev y también que no formen parte del grupo de control los representantes de las compañías europeas que importan gas ruso. Las autoridades ucranianas temen que, si así fuera, Rusia podría imponer sus condiciones, ya que, consideran, "esas empresas siempre evitarán oponerse a la voluntad de Gazprom".

Por la parte europea, el protocolo fue suscrito por el comisario de Energía, Andris Piebalgs, y el ministro de Industria y Comercio de Chequia, Martin Riman. En el lado ruso estamparon su firma el viceprimer ministro encargado del gas y del petróleo, Igor Sechin, y el presidente de Gazprom, Alexéi Miller.