Corea del Norte ha seguido la misma pauta que en 2006 para efectuar su segunda prueba nuclear: primero avisó con el lanzamiento de un cohete de larga distancia y hoy lunes llevó a cabo la temida prueba atómica.

El régimen comunista anunció hoy que hizo con éxito su segunda prueba nuclear subterránea a menos de tres años de la primera y después de realizar a principios de abril el lanzamiento de un cohete que fue condenado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La pauta seguida es similar a la de 2006, aunque esta vez el desarrollo de los acontecimientos ha sido más rápido y el momento elegido más sorpresivo. Todo apunta a que la tecnología utilizada ha mejorado.

La potencia del artefacto nuclear que detonó hoy Pyongyang era de cerca de 20 kilotones, según fuentes del Ministerio de Defensa de Rusia, mientras en el anterior, también en base a esas fuentes, fue de entre 10 y 15 kilotones (similar a la bomba de Hiroshima).

Esta última escalada de tensiones en la Península coreana comenzó poco después de la llegada al poder del líder conservador surcoreano Lee Myung-bak y culminó hoy con el ensayo nuclear, tras el lanzamiento el 5 de abril de un cohete que se precipitó en el Pacífico tras recorrer unos 3.000 kilómetros.

En 2006, Corea del Norte quería presionar sobre todo a EEUU y aseguró un mes antes del lanzamiento del misil que incrementaría su poder disuasorio para hacer frente a las provocaciones de Estados Unidos y la Administración de George W. Bush.

Aquel año, primero lanzó varios misiles en el Mar del Este (Mar de Japón), para poco después probar un fallido Taepodong-2 de largo alcance. Una semana después, el Consejo de Seguridad aprobó una resolución que demandaba el fin del desarrollo de misiles del régimen de Kim Jong-il.

En 2006 Corea del Norte criticó vehementemente la decisión del Consejo de Seguridad y a principios de octubre, una semana antes de la prueba, anunció que estaba preparando la explosión subterránea, tras haberse retirado del Tratado de No Proliferación Nuclear en 2003.

Al igual que entonces, en abril pasado Pyongyang exigió la disculpa del Consejo de Seguridad de la ONU tras adoptar una declaración de condena unánime, aunque menor a la que ambicionaba Japón, que tiene la posición más activa y crítica con Corea del Norte.

En esta ocasión no ha habido aviso público previo que confirmase la preparación del ensayo, aunque el 29 de abril Pyongyang amenazó con reactivar su poder disuasorio nuclear para hacer frente a las provocaciones de Seúl y Estados Unidos tras la condena de la ONU.

Para acompañar al ensayo nuclear de hoy, parece que Corea del Norte disparó un misil tierra-aire con un alcance de unos 130 kilómetros, tras haber despejado con varios días de adelanto la costa cercana a la plataforma de lanzamiento de misiles de Musudan-ri, según la agencia surcoreana Yonhap.

De nuevo Corea del Sur y Japón, los más críticos en la región con las provocaciones de Pyongyang, han pedido una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad para tomar medidas contra el imparable desarrollo armamentístico norcoreano.

Tras la llegada al poder de Kim Jong-il en 1994, Corea del Norte ha orientado la economía del país a la industria bélica, aumentando su arsenal, incrementando el alcance y tecnología de sus misiles y poniendo en marcha un programa nuclear convertido en moneda de cambio en las negociaciones con EEUU, Japón y Corea del Sur.

Pyongyang ha renegado de las conversaciones a seis bandas, en la que participaba junto a China, Rusia, Corea del Sur, China y Japón, que han sido incapaces de alcanzar compromisos en desarme tras cuatro años de tira y afloja.

A pesar de que la tecnología utilizada por Pyongyang en la mayoría de los casos no supera los estándares de los años de la Guerra Fría, su arsenal dobla al de Corea del Sur en aspectos como artillería, tanques o vehículos de transporte de tropas.