El candidato del opositor Partido Democrático (PD), Tsakhiagiin Elbegdorj, ganó las elecciones presidenciales en Mongolia con un 51 por ciento de los votos, frente al actual presidente, Nambariin Enkhbayar, del Partido de la Revolución Popular de Mongolia (PRPM), que logró un 47 por ciento.

Con este resultado, Elbegdorj pone fin a 88 años de hegemonía del PRPM, el partido comunista gobernante bajo el poder soviético entre 1921 y 1996, y posteriormente elegido en los comicios de 2000, 2004 y 2006, en esta última ocasión en coalición con otras formaciones.

Ese es el resultado preliminar de las votaciones celebradas el pasado domingo, cuyo primer resultado nacional fue publicado ayer por el Comité Electoral General.

Tanto el vencedor, Elbegdorj, como el presidente saliente, Enkhbayar, reconocieron, respectivamente, su victoria y su derrota antes de que el Comité publicara los resultados, con el fin de evitar protestas violentas como las vividas el año pasado en las elecciones parlamentarias.

Interrogante inversionista

Tsakhiagiin Elbegdorj, nacido en 1963 y periodista de formación, fue vicepresidente del Parlamento mongol entre los años 1996 y 1998 y posteriormente ocupó de forma fugaz el cargo de primer ministro, puesto para el que volvió a ser reelegido en 2004.

Hijo de un veterano de guerra y una pastora, después de ver realizado su sueño de licenciarse como periodista, el líder de la revolución pacífica que puso fin a setenta años de comunismo estudió economía en 2001 en la Universidad de Boulder (Colorado, EEUU) y posteriormente realizó un máster en Administraciones Públicas en la de Harvard.

Durante su primer mandato, de una duración de cuatro años, Tsakhiagiin Elbegdorj tendrá que hacer realidad las promesas anticorrupción que ha promovido durante su populista campaña electoral, aunque su llegada al poder abre un interrogante para los inversores extranjeros en el sector minero mongol, rico en cobre, oro, uranio, plomo y carbón.

Los dos aspirantes a la presidencia de Mongolia protagonizaron el domingo una reñida pugna en la primera vuelta de las presidenciales.

Nambariin Enkhbayar, nacido en 1958, fue elegido presidente de Mongolia en las elecciones celebradas en 2005, después de ocupar el cargo de primer ministro.

Los dos candidatos tuvieron manifiestos desencuentros el año pasado, con motivo de las violentas revueltas vividas en la capital mongol, Ulan Bator, en las que perdieron la vida cinco personas, por la presunta manipulación de las elecciones legislativas.

En los comicios parlamentarios del año pasado, el gobernante del Partido de la Revolución Popular de Mongolia (PRPM) consiguió en un principio 47 de los 76 escaños, pero un posterior recuento de los sufragios rebajó su cuota hasta 39 escaños.

Numerosos observadores

Con estos violentos antecedentes, las votaciones del pasado domingo para un millón y medio de votantes mongoles se desarrollaron bajo una estrecha vigilancia policial y contaron con la presencia de numerosos observadores internacionales.

En Mongolia, el mandato presidencial incluye también la máxima responsabilidad militar como comandante de las fuerzas armadas.

La ley nacional dicta que sólo los partidos con representación parlamentaria pueden presentar candidatos presidenciales.

En la actualidad, cuatro partidos disponen de parlamentarios en el Gran Hural (cámara baja), pero sólo el PRPM y el PD optaron por presentarse.

Mongolia tiene apenas tres millones de habitantes, de los que un tercio vive por debajo del umbral internacional de la pobreza, y ocupa el puesto 114 de 177 en el último informe de desarrollo humano dado a conocer por Naciones Unidas, a pesar de su riqueza en minerales.

Durante 70 años, Mongolia vivió a la sombra de la Unión Soviética como una de sus repúblicas, pese a mantener la independencia de facto y con el PRPM como único partido.