Las autoridades investigan el atentado suicida que el viernes mató a unas 90 personas, incluidos varios niños, en una cancha de voleibol del conflictivo noroeste de Pakistán, el último de una gran ola terrorista al hilo de la operación del Ejército en el principal feudo talibán.

Al menos veinte funerales tuvieron lugar ayer por las víctimas del atentado, la mayoría civiles salvo siete miembros de las fuerzas de seguridad, mientras que más de 60 personas se recuperan de sus heridas, entre ellas diez que presentan un diagnóstico grave, según una fuente policial.

La acción fue perpetrada por un suicida, que hizo estallar los aproximadamente 300 kilos de explosivo que portaba en su vehículo en una pequeña localidad del distrito de Lakki Marwat en medio de una cancha de voleibol, cuando había un partido en juego.

La deflagración causó el derrumbe de una veintena de edificios, incluido uno ocupado por uno de los llamados comités de paz, que luchan contra los talibanes.

Ningún grupo se ha atribuido la autoría de la masacre, aunque diversas fuentes de inteligencia no dudan en adjudicárselo a Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), movimiento que aglutina a diversas facciones talibanes de la nación surasiática.

"Entra dentro de su estrategia de propagar el terror pero es fácil que (los talibanes) no reivindiquen la acción porque hay muchas bajas civiles y esto les resta apoyos", expuso una fuente de los principales servicios secretos paquistaníes (ISI).

El Ejército combate actualmente al TTP en varios frentes de las cercanas áreas tribales fronterizas con Afganistán, incluido el que se considera su máximo bastión, la región de Waziristán del Sur, donde en octubre comenzó una operación militar a gran escala.

A pesar de que la comandancia paquistaní asegura haber eliminado a más de 600 integristas en esta ofensiva, no ha descabezado a la cúpula del movimiento y los analistas creen que el grueso de la insurgencia se ha refugiado fuera del enclave en conflicto, donde el invierno ha imprimido un "perfil bajo" a la campaña militar.

En estos últimos tres meses, una ola terrorista paralela ha causado casi 800 muertos en medio centenar de atentados en todo el país contra objetivos tan diversos como la ONU, centros educativos, fuerzas de seguridad, políticos, periodistas, mercados o minorías religiosas. "Este ataque tiene un patrón muy de Al Qaeda. Es preocupante que cada vez haya más nexos entre los talibanes paquistaníes y otros grupos yihadistas.