Los ministros para Europa de la UE respaldaron ayer la aspiración de España de que la estrategia económica europea para esta década tenga metas "más realistas y alcanzables" y más capacidad de exigencia, aunque sin imponer sanciones a los países que no cumplan los objetivos.

El secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido, resumió con este mensaje el resultado de la primera reunión ministerial de la presidencia española, celebrada el miércoles y ayer en la localidad segoviana de La Granja.

López Garrido, en la rueda de prensa final, aseguró que el modelo económico que debe devolver a Europa a la senda del crecimiento y de la creación de empleo debe contar con "instrumentos de estímulo" para que los Veintisiete se comprometan más en su ejecución.

El representante español zanjó así la controversia suscitada por la posibilidad de aplicar medidas correctivas, a la que se oponen países como Alemania.

Serían "instrumentos que actúen en positivo estimulando el cumplimiento de los objetivos. Eso es lo que podría constituir un consenso hoy", aclaró López Garrido.

España propone, como ejemplo, que los países que primen la formación laboral en los próximos años sean incentivados con más partidas del Fondo Social Europeo.

Estrategia 2020

La reunión de ministros de Europa ofreció ayer un primer debate sobre la llamada Estrategia 2020, cuyas primeras bases se sentarán en la cumbre convocada para el 11 de febrero por el presidente estable del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy.

Este nuevo marco, que debe aprobarse en junio, renovará la Agenda de Lisboa (2000), que "no ha tenido suficiente capacidad de exigencia", reconoció López Garrido. Una de las recomendaciones que se hacía en el modelo que ahora caduca es que la inversión en I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) debía alcanzar este año el 3% del Producto Interior Bruto (PIB), cuando está en el 1,8.

Aunque en La Granja no se concretaron medidas vinculantes, los delegados de los Veintisiete abogaron por fijar objetivos "claros, sencillos, realistas y alcanzables".

"Hasta ahora ha habido demasiados papeles. Hay que ir a la acción concreta. Esa idea de España es compartida por todos", apostilló López Garrido. También consideró necesario que la nueva estrategia sea "pilotada" por los líderes europeos.

Aseguró en ese sentido que será Van Rompuy quien asuma este reto, en "estrecha complicidad" con la Comisión Europea y con el jefe del Gobierno español como presidente de turno de la UE.

"Es necesaria una estrategia, no veintisiete", remarcó López Garrido al hablar de la obligación de actuar de forma coordinada.

No obstante, pidió que no sea un "corsé rígido" y que cada país tenga cierto margen de maniobra para aplicar sus propias medidas.

A su juicio, el que estados como España estén en peor situación por su alto índice de paro, el segundo más elevado de la UE, es un "argumento más" para coordinarse y salir en grupo de la crisis.

"Es como pasa en cualquier familia cuando un miembro tiene un situación peor a la de otros: el conjunto de la familia ayuda, hay una solidaridad en la familia europea", aseveró.

Para López Garrido, la nueva estrategia económica es decisiva para el futuro de la UE y para "la credibilidad y legitimidad del proyecto europeo".