El hallazgo hoy de un piso en la localidad lusa de Óbidos, en el que ETA guardaba abundante material explosivo, ha confirmado definitivamente las sospechas que apuntaban a que la banda terrorista, ante la presión policial en el sur de Francia, había decidido trasladar parte de su infraestructura a Portugal.

A pesar de casos como el del presunto etarra José Luis Telletxea, detenido en 1995 en Carnaxide y cuya entrega a España ha sido rechazada por la Justicia desde entonces, las conexiones de ETA con Portugal no se hicieron evidentes hasta mucho más tarde, y sólo en 2007 la Policía lusa admitió abiertamente la posibilidad de que la banda estuviera utilizando su territorio como base logística.

"Existe la hipótesis de que ETA pueda aprovechar el territorio luso para preparar actos de terrorismo", dijo el 28 de agosto de 2007 en una conferencia de prensa el teniente general Leonel Carvalho, jefe del gabinete de seguridad del Ministerio del Interior.

Las declaraciones de Carvalho se producían dos meses después de que, el 21 de junio de 2007, la Guardia Civil localizara en Ayamonte (Huelva), muy cerca de la frontera, un vehículo matriculado en Portugal y cargado con más de cien kilos de explosivos.

El hallazgo, que se produjo después de que los etarras abandonaran el coche al detectar un control policial conjunto de la la Guardia Civil y la Guardia Nacional Republicana portuguesa, tuvo lugar sólo quince días después de que ETA anunciara formalmente su vuelta a las armas tras el alto el fuego que, de facto, había roto el 30 de diciembre anterior con el atentado en la T-4 de Barajas.

Ha sido precisamente desde el final de la tregua cuando ETA ha sufrido los golpes más duros en el sur de Francia, donde han sido detenidos uno tras otro los considerados responsables de su aparato militar y desmantelada la red de zulos en los que almacenaba armas y explosivos.

Las crecientes dificultades a los que los terroristas se enfrentan en un territorio que hace mucho tiempo que dejó de ser el "santuario" de la banda han obligado a la dirección de ETA a buscar zonas más seguras, según fuentes de la lucha antiterrorista consultados por Efe, que subrayan que eso significa lugares cada vez más alejados del País Vasco.

Sólo hace falta comprobar, añaden, dónde han sido arrestados en los últimos dos años muchos presuntos miembros de la banda, apresados en regiones como Bretaña o Saboya, a muchos kilómetros de sus bases tradicionales en el país galo.

Ese desplazamiento ha tenido también como destino Portugal, donde los terroristas se benefician de la supresión de fronteras entre los países europeos de la zona Schengen y de la facilidad para pasar desapercibidos en un país con buenas infraestructuras turísticas y muchos visitantes españoles.

Los expertos en la lucha contra ETA señalan asimismo que hace tiempo que el país luso es visto por la banda como el lugar ideal desde el que trasladarse minimizando los riesgos hacia zonas de España, como Andalucía, en las que pretendan llevar a cabo atentados.

Esa es la hipótesis que las Fuerzas de Seguridad, con la vista puesta en el antecedente de Ayamonte, manejaron cuando el pasado 9 de enero la Policía lusa detuvo a los presuntos etarras Garikoitz García Arrieta e Iratxe Yáñez Ortiz mientras huían de la Guardia Civil.

García Arrieta había sido sorprendido por agentes del instituto armado en Zamora, muy cerca de la frontera, cuando conducía una furgoneta que contenía 10 kilogramos de pentrita, bidones para enterrar zulos, material para fabricar explosivos, una pistola, un revólver, un arma larga, placas de matrícula francesas sin troquelar y diversa documentación.

El hallazgo de hoy permite concluir que ETA ya había conseguido instalarse en Portugal y que ese país ha dejado de ser una zona de paso o de refugio para los terroristas para convertirse en una de sus bases logísticas.