La Corte Constitucional de Colombia rechazó ayer la Ley de Referendo que hubiera permitido al presidente Álvaro Uribe optar a una segunda reelección en las elecciones del próximo 30 de mayo.

La decisión la confirmó el presidente de la Corte, Mauricio González, quien alegó numerosas violaciones en el proceso y vicios de forma.

Uribe, poseedor de la mayor popularidad en la historia reciente de su país, es un político calculador que durante sus casi ocho años de Gobierno ha llevado hasta los límites su obsesión por acabar con las FARC.

Durante algunos años como el único líder de la derecha en Sudamérica y aliado fiel a Estados Unidos, Uribe llegó al poder con mayoría absoluta en 2002, cuando Colombia se desangraba en una cruenta guerra y sus compatriotas reclamaban paz.

Su primer paso fue imponer su Política de Seguridad Democrática, cuyo eje fue recuperar el control del territorio.

A partir de ahí facilitó un acuerdo de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, ultraderecha armada) y sentó las bases para la desmovilización de casi 50.000 hombres en armas, entre guerrilleros y paramilitares.

Los colombianos volvieron a viajar sin temor por las carreteras del país, mientras la inversión extranjera regresaba.

Convencido de que su proyecto era a largo plazo, se presentó a la reelección en 2006 tras una polémica enmienda a la Constitución, aprobada gracias al voto de dos tránsfugas que terminaron en prisión.