Saqueos, dolor por las víctimas y por el descubrimiento de más destrucción se combinaban ayer con un lento retorno a la normalidad en Chile, un día después del terremoto que el sábado sembró de muerte y desolación el centro y sur del país.

Mientras en Santiago se restablecían paulatinamente los servicios básicos, aterrizaba el primer avión en el aeropuerto, algún comercio abrió sus puertas o el ferrocarril subterráneo comenzó a circular y también, aunque en menor medida, el transporte de superficie, las regiones afectadas del sur seguían sin agua potable, electricidad ni combustibles y con las comunicaciones afectadas por frecuentes cortes.

Pobladores desesperados se enfrentaron ayer con la policía mientras saqueaban un supermercado en la sureña ciudad de Concepción, una de las más afectadas por el sismo. Cientos de personas invadieron el local de una cadena y se apropiaron de alimentos y otros artículos de primera necesidad, aunque algunos aprovecharon para robar electrodomésticos, televisores y equipos de sonido.

La policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a estas personas, aunque después autorizó a las mujeres a que entraran al establecimiento para sacar comida, leche, pañales, papel higiénico y otros productos.

La alcaldesa de la ciudad, Jacqueline Van Rysselberghe, exigió al gobierno el envío de militares para "restablecer el orden".

El dolor por la tragedia se acentuó ayer al conocerse lo ocurrido en algunas localidades costeras de la región del Maule, destruidas por un maremoto que sobrevino veinte minutos después del sismo.

En la localidad de Constitución, la ola arrasó numerosos restaurantes, "pubs", discotecas, hosterías y hoteles turísticos situados frente a la playa.

Unos camiones pesados cargados de madera fueron arrastrados hasta lo alto de un cerro cercano por la ola gigante, que también causó estragos en las localidades de Pelluhue e Iloca, entre otras.

Las autoridades regionales, que ayer recorrían la zona, temen que el episodio haya dejado una gran cantidad de víctimas.

En tanto, el suelo sigue temblando en Chile, con un total de 110 réplicas registradas desde el momento del terremoto, a las 03:36 del sábado (06:36 GMT), la mitad de ellas con magnitudes superiores a cinco grados Richter.

Un experto del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile corrigió el cálculo de 8,3 grados Richter para el terremoto del sábado y dijo que, en realidad, la magnitud fue de entre 8,6 y 8,8 grados, similar a la que entregó el Servicio de Geología de EEUU.