El drama en Río de Janeiro y municipios vecinos por los deslizamientos de tierra parece no tener fin, con 216 muertos confirmados hasta ayer, mientras los socorristas trabajan sin parar en busca de más cadáveres.

Desde el lunes, cuando comenzó el temporal de lluvia que desencadenó la tragedia, se han registrado decenas de derrumbes en varios cerros del área metropolitana, el más grave de ellos en el Morro do Bumba, de la ciudad de Niteroi, donde desde la noche del miércoles se concentra el grueso de las tareas de rescate.

Cuatro cadáveres fueron hallados ayer bajo las montañas de tierra y basura que bajaron de la parte alta del cerro y destruyeron unas 50 casas, con lo que son ya 31 los muertos en esa barriada construida sobre un antiguo vertedero, lo que, según especialistas, hace más inestable el terreno.

Inestabilidad

Basadas en cálculos de los bomberos, las autoridades consideran que todavía puede haber entre 100 y 150 personas bajo las toneladas de una tierra maloliente por las emanaciones de gas metano de la basura en descomposición, que provocan náuseas a los socorristas.

Según los bomberos, varios perros entrenados en el rescate de personas sepultadas que fueron llevados a la zona no pudieron hacer nada porque el olor del metano los desorienta.

Una decena de excavadoras retiran día y noche la tierra en la base del cerro y cuando encuentran algún cadáver dejan paso a los bomberos.

La lluvia que desde el jueves caía de manera intermitente en la región dio paso ayer a un tibio sol, lo que ha facilitado el trabajo de los socorristas, pero los meteorólogos han advertido de que el tiempo seguirá inestable hasta el martes.