Las discrepancias entre la presidenta saliente de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, y su sucesor, Benigno Aquino, han complicado la transición cuando el segundo todavía saboreaba la victoria electoral del pasado lunes.

La mandataria ha dejado claro que no piensa hacer concesiones en su ejercicio del poder hasta que sea oficialmente sustituida el próximo 30 de junio, después de nombrar como presidente del Tribunal Supremo a Renato Corona, su antiguo jefe de gabinete.

El heredero de la influyente dinastía Aquino, a quien sólo falta que el Congreso proclame oficialmente su victoria en las elecciones presidenciales que se celebraron el pasado 10 de mayo, calificó de "inapropiado" el nombramiento y manifestó públicamente que la mandataria debería haber esperado al traspaso de poderes.