La Unión Europea (UE) acordó hoy posponer la revisión anual de sus relaciones con Cuba a septiembre próximo y dejar tiempo para que el diálogo iniciado entre la Iglesia católica y las autoridades cubanas propicie nuevos avances en materia de derechos humanos en la isla.

El Consejo de Ministros comunitario de Exteriores no aprobó hoy ningún texto de conclusiones sobre la orientación de sus relaciones con La Habana, como estaba previsto, y, a cambio, encargó al titular español de esa cartera, Miguel Ángel Moratinos, la labor de seguir el diálogo con el régimen castrista y apoyar sus contactos con la Iglesia, de cara a volver a examinar la situación en septiembre.

De esta manera, los países de la UE no se manifestaron hoy sobre el mantenimiento de la "posición común", cuya vigencia revisan cada año desde que se aprobó en 1996 a instancias del ex jefe del Gobierno español José María Aznar.

España había propuesto modificar esa política unilateral, considerada por La Habana un escollo para normalizar sus lazos con la Unión Europea y que vincula las relaciones UE-Cuba a los progresos en materia de derechos humanos y democratización en la isla, en favor de un marco bilateral de relaciones que insista igualmente en la mejora de los derechos.

Actualmente no existe la unanimidad necesaria entre los veintisiete Estados comunitarios para cambiar esa política, en especial por parte de países como Alemania, Suecia o la República Checa, que creen que el Gobierno cubano no ha hecho suficientes esfuerzos en ese ámbito.

No obstante, Moratinos expresó en rueda de prensa su optimismo por que, si se dan las condiciones, la posición común sea revocada en septiembre.

Se declaró satisfecho con la "no decisión" de los ministros y señaló que seguirá trabajando para "poder crear las condiciones de establecer una nueva relación bilateral entre la UE y Cuba, siempre y cuando mejoremos y se avance sustancialmente en la situación de los derechos humanos y de las condiciones en Cuba".

"Seguimos avanzando mediante el diálogo, la confianza y un enfoque constructivo, y esperamos que dentro de un tiempo razonable podamos tener conclusiones formales donde pasemos a otro tipo de relación con Cuba", comentó el ministro español, quien hoy también informó a sus socios comunitarios sobre el resultado de la reunión de la semana pasada en París con su colega cubano, Bruno Rodríguez.

Moratinos explicó que esta decisión se ha adoptado "a raíz" del diálogo iniciado por la Iglesia católica y Cuba, "de las medidas que se están tomando y para permitir que el proceso que en este momento se está desarrollando tenga éxito".

Precisamente la situación en Cuba fue uno de los asuntos que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, abordó con el Papa en su visita al Vaticano de la semana pasada.

"He pedido a mis colegas (...) que en esta nueva lógica política y diplomática no se adopten posiciones y conclusiones en esta ocasión, nos demos un tiempo razonable para juzgar cuáles son los resultados en las próximas semanas y meses de este esfuerzo de diálogo que estamos manteniendo con las autoridades cubanas", señaló el ministro español, que en septiembre informará de los avances.

El "mandato" de diálogo otorgado a España consiste, según fuentes diplomáticas españolas, en un "voto de confianza" para propiciar la consecución de resultados concretos.

Indicaron que un nuevo respaldo a la posición común no habría reflejado los avances registrados últimamente en Cuba y apuntaron que ahora se espera que el régimen castrista mueva ficha.

Por el momento, el diálogo entre la Iglesia y La Habana ha promovido la liberación de uno de los miembros del grupo de 75 disidentes cubanos encarcelados en 2003, así como el acercamiento de seis reclusos a prisiones más cercanas a sus familiares o permitir a las Damas de Blanco celebrar manifestaciones, recordó Moratinos.

Las relaciones de la UE con Cuba han experimentado avances desde 2008, cuando también España propició el levantamiento de sanciones diplomáticas impuestas por la UE en 2003 contra el régimen cubano, a raíz de las condenas de hasta veintiocho años de cárcel impuestas a 75 opositores.

Esa circunstancia abrió el camino a la reanudación del diálogo político y la cooperación entre la UE y Cuba, aunque esto tampoco significó una normalización de sus relaciones.