El Gobierno de Kirguizistán se vio obligado ayer a movilizar a ciudadanos de hasta 50 años sujetos al servicio militar ante la imposibilidad de restablecer el orden en el sur del país, donde los choques entre kirguises y uzbekos han dejado unos 97 muertos y más de 1.200 heridos en los últimos días.

"No movilizaremos a todos, sólo a aquellos con experiencia al servicio de las fuerzas del orden, familiarizadas con el uso de un arma y que gocen de autoridad", precisó el ministro de Defensa del Gobierno, Ismaíl Isákov.

Agregó que las autoridades se han visto obligadas a adoptar esta medida ante el insuficiente número de efectivos para estabilizar la situación en las regiones sureñas de Osh y Jalal-Abad Biskek.

En tanto, un primer grupo de voluntarios, compuesto por veteranos de las estructuras de seguridad del país, tenía previsto dirigirse en breve al sur del país para cooperar en la estabilización de la situación, en respuesta al llamamiento hecho la víspera por el ministerio del Interior.

Moscú, al margen

También el sábado, desbordado por la ola de violencia étnica en el sur, el Gobierno kirguís solicitó a Moscú el envío de fuerzas de paz, pero Rusia dijo no ver aún condiciones para participar en el arreglo al tratarse de un asunto interno de Kirguizistán, aunque sí se comprometió a prestar asistencia humanitaria.

Mientras, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa anunció el envío a Kirguizistán de su representante especial, el vicepresidente de la cámara baja del Parlamento kazajo, Zhanibek Karibzhánov, y del director del centro de prevención de conflictos del secretariado de la OSCE, Herbert Salber.

Ambos viajaron ya en abril a Kirguizistán tras los sangrientos choques entre manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad que llevaron al derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakíev.

En tanto, desde Bielorrusia, donde se encuentra refugiado, el depuesto presidente negó su supuesta relación con los disturbios en el sur de Kirguizistán e hizo un llamamiento a "emplear todos los esfuerzos para poner fin al derramamiento de sangre".