El presidente turco, Abdullah Gül, ha insistido en que la entrada de su país en la UE es una pieza clave de su política exterior y ha rechazado que Turquía le esté dando la espalda a Occidente en favor del mundo islámico.

"No hay razón para tener ninguna duda sobre Turquía", afirmó Gül en una entrevista concedida al periódico "The Times" para disipar dudas en Europa y Estados Unidos sobre las estrechas relaciones con regímenes radicales de Oriente Medio.

"Considero muy equivocado interpretar los intereses de Turquía con otras regiones geográficas como querer romper con Occidente, dándole la espalda a Occidente o buscando alternativas a Occidente. Turquía es parte de Europa", puntualizó el mandatario.

Gül considera que EEUU y Europa deberían ver bien sus crecientes vínculos con Oriente Medio porque impulsa los valores occidentales en una región dominada por regímenes autoritarios.

En su opinión, Turquía ha llevado a cabo una "revolución silenciosa" pues ahora es una gran potencia económica que ha abrazado la democracia, los derechos humanos y el libre mercado.

Es "fuente de inspiración" para la región, afirmó Gül, cuyo país ha recibido al presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, y ha apoyado a Hamás, organización que figura en las listas elaboradas por EEUU y la UE de los grupos terroristas.

Turquía ha condenado a Israel por la invasión de Gaza y la reciente muerte de nueve civiles turcos en un ataque israelí contra una flotilla que llevaba suministros humanitarios a ese territorio.

Gül subrayó que Turquía ha sido siempre un amigo de Israel, pero se preguntó: "Si el Ejército de un Estado mata a tu gente en aguas internacionales, ¿Cómo reaccionarías?".

El Gobierno turco confirmó ayer que su ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, se reunió esta semana con el titular israelí de Comercio, Benjamin Ben Eliezer, en el primer encuentro a nivel ministerial entre ambos países tras el sangriento incidente de la "Flotilla de la Libertad".

La prensa turca informó hoy de que la reunión, celebrada de forma secreta el miércoles en Bruselas (o Zúrich, según fuentes israelíes) fue impulsada por el presidente de EEUU, Barack Obama.