Los secretarios generales de la OTAN y de la ONU, Anders Fogh Rasmussen y Ban Ki-moon, respectivamente, refrendaron ayer el compromiso de sus organizaciones con la "transición" en Afganistán, durante su participación en la Conferencia de Kabul.

"Cuando se trata de seguridad, el compromiso de la OTAN con Afganistán no debe ser puesto en duda", dijo Rasmussen en su intervención ante los delegados reunidos en Kabul para debatir el papel de la comunidad internacional en Afganistán.

"La forma y tamaño de la misión de la ISAF (la fuerza de la OTAN en el país) cambiará con el tiempo, pero que nadie juzgue esto como una falta de firmeza. La misión sólo acabará cuando, y sólo cuando, los afganos puedan mantener la seguridad por sí mismos", añadió.

Rasmussen, que defendió que la presencia de la OTAN en Afganistán es una cuestión de "necesidad", reconoció que todos desean que ese día llegue lo antes posible, pero a la vez afirmó que la transición se ba-sará en "condiciones" y no en "calendarios".

Cuando termine la llegada de los refuerzos decididos por el presidente de EEUU y sus aliados de la OTAN, habrá desplegados unos 150.000 soldados extranjeros en Afganistán, donde la situación de seguridad se ha deteriorado en los últimos años.

Obama prometió a finales del año pasado que la retirada de los soldados estadounidenses -el grueso del contingente- se iniciará en julio de 2011, aunque la salida definitiva tardará años.

Pero según Rasmussen, las fuerzas internacionales no se irán, sino que, cuando el proceso de transición sea irreversible, pasarán a ejercer un rol de apoyo, un compromiso a largo plazo que también apoyó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.