El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, denunció ayer que 52 civiles fallecieron hace cuatro días en un ataque con cohetes de la OTAN. Los datos coinciden con la filtración de documentos confidenciales del Pentágono sobre el controvertido papel del espionaje paquistaní en esta guerra.

Karzai condenó el ataque con proyectiles y aseguró que el Consejo de Seguridad Nacional afgano dispone de información según la cual 52 civiles perdieron la vida la noche del día 23 en la aldea de Regi, en el distrito de Sangin de la conflictiva provincia sureña de Helmand.

"El presidente dio el pésame a las familias de las víctimas por teléfono, dijo que las muertes de civiles son inaceptables y pidió a la OTAN que redoble sus esfuerzos para evitar bajas civiles", aseguró el Palacio Presidencial.

Una fuente de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), aseguró que las "investigaciones preliminares" que ha llevado a cabo la organización militar junto al gobernador de Helmand no ofrecen, hasta ahora, pruebas de que los cohetes fueran lanzados por la ISAF, aunque las pesquisas continúan.

Antes de la difusión del comunicado de Karzai, el portavoz adjunto del gobernador de esta provincia confirmó el ataque con proyectiles pero dijo desconocer la autoría y explicó que se había abierto una investigación.

Los cohetes impactaron contra una vivienda donde se agolpaban "refugiados" que huían de "combates", según la fuente.

Un jefe tribal de Regi, el mulá Rabani, explicó que un grupo de talibanes irrumpió en el poblado el viernes por la mañana y advirtió a los lugareños de que iban a luchar contra las tropas extranjeras.

"Estábamos todos asustados y nos reunimos en un gran complejo. Después un helicóptero vino y atacó varias casas. Se oyeron dos grandes explosiones. Luego vimos que el complejo había sido destruido y que unas 50 personas, entre ellas mujeres y niños, habían muerto", relató a Efe por teléfono el líder tribal. "Yo mismo enterré 30 cadáveres", aseveró.

No obstante, los polémicos 90.000 documentos militares estadounidenses filtrados a la organización "Wikileaks" revelan abundantes casos de civiles fallecidos no sólo en bombardeos o redadas -las acciones militares extranjeras más criticadas-, sino muchos más de lo que se creía por disparos contra civiles desarmados, algo que la ISAF acostumbra a justificar como un protocolo para evitar atentados suicidas.

En su comunicado de denuncia, Karzai aprovechó para aludir a estos informes clasificados -que cubren el período 2004-2010- y sugerir que respaldan la teoría del Gobierno afgano de que "el centro del terrorismo no está en las aldeas afganas sino al otro lado de la frontera", en Pakistán.

El portavoz presidencial, Wahid Omar, expresó el deseo de Karzai de que la filtración sirva para "concienciar aún más" a las potencias extranjeras no sólo sobre las consecuencias negativas de las muertes civiles, sino también sobre los refugios terroristas en Pakistán.

Espionaje paquistaní

El material clasificado abunda sobre el papel del espionaje paquistaní (ISI) en la guerra afgana, como un supuesto apoyo logístico a la red Haqqani -a la que se ha acusado de algunos de los golpes terroristas más violentos en Afganistán- e incluso una presunta implicación del ISI en una trama para asesinar a Karzai. Al parecer, además de los documentos filtrados, "Wikileaks" se ha reservado otros 15.000 a petición de su fuente, pero asegura que los publicará posteriormente tras ocultar datos que puedan ser perjudiciales.

De inmediato, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, indicó que las filtraciones "ponen en peligro las vidas de los estadounidenses y de nuestros socios".

Horas después, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que los documentos "no contienen grandes nuevas revelaciones" pero sí detallan "nombres, operaciones, personal".