La marcha del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, general James Jones, que será reemplazado por su hasta ahora "número dos", Tom Donilon, abre una nueva etapa en este organismo coordinador de la política exterior de la Casa Blanca. El presidente de EEUU anunció ayer el relevo en un acto en la Rosaleda de la Casa Blanca, con el que quiso despedir a Jones con la misma pompa con la que hace una semana dijo adiós a su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel.

"Completa esta misión sabiendo que su país es más seguro y más fuerte", declaró Obama, que aseguró que Jones siempre ha representado "una voz fiable" en las reuniones con líderes extranjeros.

Destacó que Donilon, de 55 años y con una amplia experiencia tanto en el Partido Demócrata como en asuntos exteriores, ya ha trabajado con tres presidentes y "durante dos años no hay un sólo asunto de política exterior que no haya pasado por su mesa de trabajo".

El consejero saliente se deshizo en elogios hacia su sucesor, del que aseguró que su trabajo "no hubiera sido posible sin él" pues ha sido "un extraordinario aliado y una de las personas más trabajadoras que conozco".

Tras el anuncio, fueron numerosas las reacciones de elogio hacia el general.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó que "su liderazgo ha sido crucial para concluir nuestra misión de combate en Irak, para centrar la guerra en Afganistán y para hacer avanzar los intereses y valores de nuestro país en el mundo".

El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, declaró que Jones desempeñó su labor "con una mano firme, un juicio sensato y verdadera honestidad".

La renuncia de Jones, que ya se rumoreaba desde hace algún tiempo, es la primera en el equipo de seguridad nacional, pero se suma a las salidas de otros altos cargos de la Casa Blanca, como Emanuel o el presidente del Consejo de Asesores Económicos, Larry Summers.

La marcha de altos cargos de la Casa Blanca a mediados de mandato es algo habitual, y Jones, como recordó ayer Obama en su discurso, siempre dijo que ocuparía el cargo dos años.