El Tribunal Supremo de Suecia rechazó ayer el recurso de la defensa de Julian Assange, fundador del polémico portal de internet WikiLeaks, a la orden de ingreso en prisión dictada en su contra como supuesto autor de varios delitos sexuales.

El dictamen del Supremo implica que sigue vigente la "notificación roja", el nivel más alto de Interpol, que se difunde para detener o hacerlo provisionalmente a personas buscadas internacionalmente y con fines de extradición, en este caso a petición de la Fiscalía sueca. Poco después de conocerse la decisión del tribunal, el abogado de Assange en Suecia, Bjoern Hurtig, señaló que su cliente, de quien se presume que se esconde actualmente en Gran Bretaña, se opondrá a ser extraditado al país escandinavo.

El Supremo sueco desestimó el recurso al considerar que en su caso no hay motivos suficientes para conceder un auto de avocación, procedimiento necesario para revisar un dictamen de un tribunal inferior. Para concederlo, es preciso o que se estime que el caso tiene gran importancia para la aplicación de la ley o que haya otras razones particulares, lo que el Supremo rechazó.

La decisión del Alto Tribunal cierra la puerta a nuevas vistas orales sobre el caso hasta que el australiano Assange, de 39 años, sea arrestado y extraditado a Suecia.

Las autoridades suecas enviaron ayer a la Policía británica una nueva orden de captura contra Assange, complementaria a la primera, que incluye matizaciones necesarias de acuerdo con la justicia de este país para poder proceder a su arresto.

Entre tanto, Assange ha colocado en internet desde hace semanas un misterioso archivo llamado "insurance.aes256" que puede contener todos sus secretos en caso de que le ocurra algo, según afirman varias páginas especializadas de internet.

El archivo, que fue inicialmente colocado en la página de Wikileaks sobre los documentos de la guerra de Afganistán y que se puede bajar como "torrent", pesa 1,4 Gigabytes y está codificado con AES256, el sistema de encriptación más avanzado y adoptado por el Gobierno de Estados Unidos.

Ni Wikileaks ni Assange han dado prácticamente ninguna explicación sobre este archivo, únicamente, a finales de julio, poco después de que apareciese en Wikileaks, Assange apuntó que "en una determinada situación podría valer la pena asegurar las partes importantes de la historia para que no desaparezcan". A partir de ahí se especuló con que si le pasaba algo sus voluntarios revelarían la contraseña para abrir el archivo.

Por su parte, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, descartó ayer que las filtraciones sobre supuestas actividades de espionaje de los diplomáticos estadounidenses en el organismo mundial vaya a afectar a su trabajo.

Mientras, continúan las filtraciones que afectan a los Gobiernos de todo el mundo, una de las últimas, difundidas a altas horas de la noche de ayer en la web de El País revela casos concretos en los que asesores del rey Mohamed VI de Marruecos exigen comisiones para el desarrollo de proyectos inmobiliarios.