Claes Borgström, el abogado de las dos mujeres suecas que han denunciado haber sido víctimas de las agresiones sexuales de Julian Assange, ha negado que se trate de una conspiración contra el fundador de WikiLeaks.

En declaraciones al diario The Guardian, que está publicando en Inglaterra las filtraciones de Wikileaks, Borgström calificó de "muy injusto" lo que les está ocurriendo a sus clientes porque "las señalan como si hubiesen iniciado una conspiración contra Assange y Wikileaks y no es verdad".

"No hay nada malo en que hayan acudido a la policía. Y lo que están sufriendo es injusto y absurdo", criticó el abogado, que se preguntó si las dos mujeres se hubieran atrevido a denunciar a Assange de haber sabido lo que iban a sufrir sus reputaciones.

Según Borgström, sus clientes han sufrido dos asaltos: el primero, físico, antes de ser "verse sacrificadas " un ataque muy malévolo en internet por parte de los partidarios de Assange, que han puesto fin a su anonimato, publicando en la Red numerosas fotografías de ambas y las han acusado de urdir una trampa inspirada por la CIA.

El propio Borgström ha sido víctima de los ataques de los ciberpiratas, que bloquearon su página de Internet: "Nunca nos había pasado nada igual", explicó al periódico.

Borgström negó, sin embargo, que la denuncia de Assange por acoso sexual y violación tuviese algo que ver con WikiLeaks o la CIA y se lamentó de que el propio Assange no lo dijese claramente.

"WikiLeaks está en los titulares de los medios de todo el mundo y Assange es sospechoso de un delito sexual en Suecia, lo que hace que la gente piense que hay una relación entre ambas cosas. Pero no la hay, en absoluto", aseguró el abogado sueco.

Un conocido de Assange declaró por su parte al periódico que había advertido en su momento al fundador de WikiLeaks del peligro que corría con su "debilidad por las mujeres", que se sentían atraídas por él como lo habrían estado por el músico Mike Jagger.

"Una personalidad como Assange, conocida en todo el mundo, que aparece todos los días en los medios de comunicación, ejerce una gran atracción sobre las mujeres. Muchas le invitaban a sus camas y él abusaba de esa oportunidad", agregó.

El abogado de las dos denunciantes no quiso dar detalles sobre las pruebas aportadas por éstas: "Es importante para la futura investigación que el sospechoso no sepa más que lo necesario antes de que la policía sueca proceda a interrogarle", dijo a The Guardian.

Según éste, una de las dos mujeres, que conoció a Assange en una conferencia que éste dio en Estocolmo, quiso contactar con él tras la "agresión sexual" porque quería que se sometiese al test del sida.

Esa mujer contactó con la otra, que había estado en la organización de la conferencia, para ver si la ayudaba a localizarle y sólo entonces se dieron cuenta de que habían tenido experiencias similares, por lo cual decidieron acudir a la policía.

"Fueron a informar a la policía de lo ocurrido, a pedir consejo. Les interesaba además saber si les había contagiado el sida. No estaban seguras de si presentar una denuncia, buscaban consejo, pero cuando contaron lo ocurrido a una policía, ésta comprendió que se trataba de un delito, por lo que informó a su vez a la fiscalía, que decidió detener a Assange".

Dos días después, un segundo fiscal, que llevó a cabo una investigación preliminar, llegó a la conclusión de que las pruebas no cumplían los criterios de un delito sexual, así que anuló la orden de detención.

"Cuando yo leí aquella decisión, mi propia conclusión fue y sigue siendo que hubo violación, así que pedí la reapertura del caso, lo que ha ocurrido", dijo el abogado.

"La ley no es una ciencia exacta. Siempre se pueden hacer valoraciones distintas. Creo que el fiscal que anuló la orden de detención no estudió suficientemente el caso", agregó.