El diario oficialista "Sovétskaya Belorussia", el más leído de Bielorrusia, acusó hoy a los servicios secretos de Alemania y Polonia de organizar los violentos disturbios postelectorales del pasado 19 de diciembre.

"No hay ninguna duda que en los sucesos del 19 de diciembre tomaron parte, sobre todo, los servicios secretos de Polonia y Alemania, que planificaron y organizaron la campaña civil ''Di la verdad''", señala el periódico en su página web.

Esa campaña, encabezada por el ahora encarcelado candidato presidencial Vladímir Nekliáev, "debía convertirse en la Nueva Fuerza Opositora capaz de tomar el poder en el país".

El diario explica que, por orden del jefe del Estado (Alexandr Lukashenko), la redacción recibió para su publicación material documental desclasificado sobre los disturbios.

"La plataforma para organizar la formación de las fuerzas capaces de revertir el poder legítimo en Bielorrusia fue Polonia. Allí se instalaron campos especiales de entrenamiento para activistas y se instruía a la futura clase política gobernante", afirmó.

La nota señala que "causa pena, aunque sea porque el pueblo hermano de Polonia tiene una estrecha vinculación con el pueblo bielorruso" y "es de lamentar que esto no lo quieran entender algunos políticos".

"Sovétskaya Belorussia" también publica extractos del interrogatorio al que fueron sometidos algunos de los opositores contra los que se incoaron procesos penales por instigar los disturbios.

Esos testimonios "echan luz sobre muchos sucesos, principalmente sobre la activa participación en los eventos de Minsk de representantes oficiales de Varsovia y Berlín", comenta.

Uno de los ayudantes de Nekliáev habría confirmado que estos habrían recibido cientos de miles de dólares de "dinero alemán" para sus actividades subversivas contra las autoridades.

Al parecer, los organizadores reconocieron "la necesidad de centrarse en la creación de nuevas estructuras masivas, que puedan ser utilizadas en las elecciones presidenciales como un ataque decisivo contra el poder".

"Si de todas formas los electores bielorrusos prefieren al actual presidente, pues habrá que crear una situación que permita sacar a las calles combatientes especialmente adiestrados y pagados, cuya tarea sería tomar uno de los edificios estatales, provocar a las autoridades y frustrar los comicios", parafraseó el diario.

Precisamente, Polonia y Alemania, además de Suecia, han sido los países más críticos con la represión violenta de la oposición bielorrusa y los que más han abogado por que la UE impongan nuevas sanciones contra la última dictadura del continente.

La jefa de la política exterior de la UE, Catherine Ashton, se reunió con el ministro de Exteriores bielorruso, Serguéi Martinov, al que recordó que Bruselas estudia "medidas apropiadas" en respuesta a esa represión y que podrían ser anunciadas en el Consejo de Ministros de Exteriores de los Veintisiete del 31 de enero.

Por su parte, Martinov expresó su esperanza de que la UE "no tome decisiones irreversibles", al tiempo que insistió en que las autoridades bielorrusas no son responsables de los violentos disturbios de la noche electoral.

A su vez, la canciller alemana, Angela Merkel, amenazó con la "reactivación de las sanciones" contra el régimen de Lukashenko, considerado el último dictador de Europa.

En vísperas de las elecciones bielorrusas la UE prolongó por un año las sanciones, que habían sido congeladas en el 2008, impuestas contra Lukashenko y 35 de sus altos funcionarios tras el fraude en los comicios presidenciales de marzo de 2006.