El presidente de EEUU, Barack Obama, cumple hoy el segundo aniversario de su investidura con un aumento de su aprobación en las encuestas.

Obama, que no tiene previsto ningún acto para conmemorar el aniversario, dedica la jornada a un encuentro privado con alcaldes y a reuniones con sus asesores, antes de asistir esta noche a un concierto en conmemoración del 50 aniversario de la llegada al poder de su predecesor John F Kennedy.

El presidente, que sufrió su punto de popularidad más bajo el pasado noviembre, cuando su partido, el Demócrata, sufrió un fuerte varapalo en las elecciones legislativas, ha registrado en los últimos sondeos una importante recuperación.

Según el Instituto Gallup, que en noviembre concedía a Obama una popularidad del 44 por ciento, hoy el presidente cuenta con un 51 por ciento de aprobación, frente al 42 por ciento que le critica.

Un sondeo que publica hoy el diario "The Wall Street Journal" indica que el 53 por ciento de los votantes consideran que Obama está haciendo un buen trabajo como presidente, lo que representa una subida de ocho puntos porcentuales con respecto a diciembre.

El 41 por ciento declara su desaprobación a Obama, una caída de siete puntos frente al mes anterior.

La encuesta es alentadora para el presidente por cuanto apunta a una recuperación en un grupo clave, los independientes, que le habían retirado su confianza a lo largo del último año.

También por primera vez en un año, Obama suscita una reacción positiva entre los adultos de raza blanca, un grupo que también le había sido esquivo en los últimos tiempos.

En parte, esta subida se puede atribuir, según el diario, a la buena acogida que ha tenido entre el público su reacción al tiroteo de Tucson el pasado 8 de enero, en el que murieron seis personas y otras catorce quedaron heridas, entre ellas la congresista Gabrielle Giffords.

Obama pronunció un discurso en el que lanzó un llamamiento a la unidad entre los estadounidenses y a dejar de lado el lenguaje denigratorio entre los partidos, un mensaje que había reiterado durante la campaña electoral de 2008 pero que había perdido desde su llegada al poder.

El presidente debe pronunciar el próximo martes su discurso sobre el Estado de la Unión, en el que según la Casa Blanca volverá a retomar su llamamiento a la unidad nacional.

Ese discurso, en el que expondrá sus prioridades legislativas pare 2011 y que se considera el más importante del año político, puede dar un indicio de cómo discurrirán la sesión legislativa y las relaciones entre la Casa Blanca y un Congreso donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes.

Los enfrentamientos entre las dos ramas de poder en una situación similar, después de que Bill Clinton pronunciara un discurso tras el atentado de Oklahoma de 1997, hicieron que desapareciera el repunte que el entonces presidente obtuvo en las encuestas.

Obama tendrá que mantener también la vista puesta en los índices de desempleo, actualmente en el 9,4 por ciento.

Las encuestas también apuntan que la creación de puestos de trabajo es el asunto que más preocupa a los estadounidenses. El que disminuya el índice de paro será clave para que el presidente mantenga sus niveles de popularidad, y afronte las elecciones de 2012 con cierta seguridad, o caiga en picado en los sondeos, lo que abriría una oportunidad para los aspirantes republicanos.

Una buena noticia para Obama es que el sondeo de The Wall Street Journal apunta a que los estadounidenses se sienten ahora más optimistas sobre la economía.

El 40 por ciento de los mil sondeados entre el 13 y el 17 de enero cree que la economía mejorará a lo largo de este año, una opinión que en diciembre sólo compartía el 32 por ciento. El 17 por ciento teme que la economía empeore, frente al 24 por ciento del mes pasado.

Pero no todo son éxitos en los sondeos para el presidente. Según una encuesta que da a conocer hoy la cadena de televisión CNN, el 45 por ciento de los estadounidenses considera que el Gobierno de Obama ha representado un éxito en sus dos años de vida, mientras que el 48 por ciento cree que ha sido un fracaso. El año pasado, el 47 por ciento daba su visto bueno al Gobierno.