El presidente mauritano, Mohamed Uld Abdelaziz, aseguró hoy que "Mauritania no es Túnez", tras mencionar al hombre que se quemó a lo bonzo en su país y al joven que también lo hizo en una localidad tunecina, y que fue la chispa de unas protestas que desalojaron del poder al jefe del Gobierno.

"El mauritano que se intentó suicidar es un hombre de negocios y lo que hizo se produjo por el descontento de ciertos hombres de negocios ante la corrupción y las prácticas insanas en el país", sentenció el presidente a la agencia oficial mauritana de información, AMI.

El pasado lunes en Mauritania, Yaghoub Uld Dahud, empresario y padre de tres hijos, roció con gasolina su coche, un Toyota Avencis, y le prendió fuego antes de encerrarse él mismo dentro del automóvil y bloquear los cerrojos.

Mientras, los disturbios en Túnez estallaron cuando Mohamed Bouazizi, un joven de 26 años, se quemó a lo bonzo en la localidad de Sidi Bouzid para denunciar abusos administrativos después de que la policía le confiscara las frutas y legumbres que vendía en la calle, con el argumento de que carecía del permiso para esa actividad.

Desde entonces, este gesto de protesta se ha extendido por varios países del norte de África.

Por otro lado, el presidente de Mauritania comunicó que se llevará a cabo una reducción del 30 por ciento en los precios de los productos de consumo, y añadió que las tiendas que gozarán de estos descuentos estarán destinadas a los pobres y no a los comerciantes.

El pasado domingo, poco después de las revueltas sociales que terminaron con la huida del país del jefe de Estado tunecino, el Gobierno mauritano anunció un plan basado en la apertura de 600 tiendas de alimentos con costes reducidos y unificados,

Varios sindicatos mauritanos y la Unión de Fuerzas de Progreso (UFP), uno de los principales partidos de la oposición mauritana, criticaron y rechazaron el programa anunciado por el Ejecutivo.

La UFP, que cuenta con 7 de los 95 escaños de la Asamblea Nacional, señaló que los "únicos beneficiarios de esas medidas son los comerciantes, que obtienen sumas extraordinarias del presupuesto del Estado fuera de todo control, bajo el pretexto falaz de aprovisionar el mercado".