Los dos periodistas alemanes que fueron detenidos en Irán el pasado noviembre cuando intentaban entrevistar al hijo de una mujer acusada de adulterio han sido condenados a 20 meses de prisión, pena que ha sido conmutada por una multa de 36.000 euros, informó hoy la agencia de noticias estudiantil Isna.

La fuente cita un comunicado emitido por el Ministerio de Justicia, pero no indica en qué fecha fue emitido el veredicto y si los dos reporteros han sido ya liberados.

El portavoz del Poder Judicial y fiscal general del Estado, Gholam Husein Mohseni Ejaei, había anunciado el pasado nueve de febrero que su caso sería llevado en breve a los tribunales.

"Una vez reunido el tribunal, los dos acusados han sido condenados a 20 meses de prisión por un delito contra la seguridad del Estado. Sin embargo, esta pena se ha conmutado para los dos acusados en una multa de 500 millones de riales (unos 36.000 euros)", explicó.

Los dos reporteros, arrestados el pasado 10 de octubre cuando trataban de entrevistar al hijo de Shakiné Mohammadi Ashtianí, la mujer acusada de adulterio que corre el peligro de ser lapidada, fueron acusados en principio de espionaje.

Sin embargo, meses después y tras presiones de Alemania se les consideró culpables de trasgredir las leyes de ingreso en el país, al que entraron con visado de turista y sin acreditarse como periodistas.

El ministerio de Exteriores alemán tuvo que ejercer, además, presiones para que Teherán permitiera que dos familiares, la madre del fotógrafo y la hermana del reportero, pudieran visitarlos las pasadas Navidades.

La visita se produjo después de que el régimen iraní hubiera dado esperanzas de una pronta liberación de los dos periodistas, que trabajan para el dominical "Bild am Sonntag".

Ambos aparecieron en noviembre en la televisión estatal iraní en una suerte de confesión en la que una voz en farsi traducía sus palabras y aseguraba que habían sido engañados por la opositora iraní Mina Ahadi, fundadora y directora del Comité Internacional en contra de la Lapidación.

A principios de este 2011, la propia Ashtianí anunció ante medios iraníes que planea emprender acciones contra los dos periodistas alemanes por haber tratado de entrevistar a su hijo y reclamó a los medios extranjeros que olvidaran su proceso.

El caso de Ashtianí, de 43 años, salió a la luz pública en el verano del 2010, después de que su primer abogado denunciara que había sido acusada de adulterio e iba a ser condenada a morir lapidada.

La noticia desató una oleada de solidaridad internacional, que ha obligado al régimen iraní a mantener en suspenso la condena y ha destapado las discrepancias existentes sobre el caso entre los dirigentes iraníes.