Los irlandeses parecen haber apostado por un gobierno de coalición entre el ganador de los comicios de este viernes, el conservador Fine Gael (FG), y el Partido Laborista, después de que ambos lograsen en las urnas los mejores resultados de su historia.

Mientras a lo largo de la jornada de ayer prosiguió el lento escrutinio de los votos, cuyo cómputo final se podría conocer hoy, todo apunta a que las urnas han castigado duramente al gobernante Fianna Fáil (FF), que podría perder, según los sondeos, más de cincuenta escaños respecto a las elecciones de 2007, cifra récord para la hasta ahora formación hegemónica irlandesa.

A media tarde de ayer, el recuento de las primeras preferencias de votos situaba a la cabeza de las listas en casi todas las circunscripciones del país a candidatos del FG y laboristas, que fueron socios en un gobierno de coalición entre 1994 y 1997.

Las circunstancias ahora son diferentes, después de que el país se haya visto obligado a aceptar el rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a acometer una profunda reestructuración de su economía, que dejará casi sin margen de maniobra al próximo gobierno durante al menos cuatro años.

Aunque la opción de gobernar en solitario o con el apoyo de un puñado de diputados independientes sigue abierta para el FG, el electorado parece ver a los laboristas como el contrapunto ideal para los democristianos, tradicionalmente el partido de clases altas.

El director de campaña del FG, Phil Hogan, aseguró ayer que el próximo "Taoiseach" (primer ministro), Enda Kenny, estudia diferentes alternativas.

Todo dependerá de la dirección, ya sea laborista o conservadora, que tomen los votos perdidos por el Fianna Fáil, que se decidirán en el recuento de las últimas transferencias.

Gracias al sistema electoral irlandés, algunas formaciones pueden aumentar o rebajar su número de escaños gracias a los votos de segundas, terceras y sucesivas preferencias.

Los candidatos independientes salen normalmente beneficiados porque, en teoría, los partidarios de los mayores partidos no suelen dar sus segundas preferencias a los candidatos de los partidos rivales, sino a los de las formaciones periféricas. Pero en esta ocasión las preferencias del gran número de votantes que han decidido dar la espalda al Fianna Fáil se habrán dirigido seguramente al FG o a los laboristas, lo que podría modificar significativamente el mapa electoral a última hora.

Según los sondeos de la Radiotelevisión irlandesa, el FG obtendrá un 36,1% de los votos.