El primer ministro chino, Wen Jiabao, prometió ayer una mayor atención a los 160 millones de inmigrantes rurales del país, que suponen más de la décima parte de la población total y ha sido uno de los colectivos más olvidados en el curso económico de China.

En su discurso inaugural de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular, la reunión política más importante del año en China, Wen aseguró que el país "debe respetar totalmente el derecho de los campesinos a elegir si quieren buscar trabajo en las ciudades o quedarse en sus pueblos".

Por ello, afirmó, el Gobierno chino "asegurará gradualmente que los inmigrantes rurales que tienen trabajos estables y han vivido en ciudades unos años sean registrados residentes urbanos".

En las últimas décadas, los millones de chinos que han emigrado del campo a la ciudad se han encontrado con grandes problemas para ser registrados como habitantes de pleno derecho en las áreas urbanas, por lo que se han convertido en ciudadanos "de segunda".