El Gobierno alemán reconoció hoy que la revisión de su política nuclear y la suspensión cautelar por tres meses de siete centrales tras la crisis desatada en Japón va a tener consecuencias legales, económicas y políticas para el país.

El Ejecutivo de la canciller Angela Merkel, una coalición de conservadores (CDU-CSU) y liberales (FDP), dio por hecho que será preciso realizar modificaciones en el plan energético nacional, aprobado el pasado mes de octubre, y que prolongaba una media de doce años la vida de las 17 centrales nucleares del país.

"Una reforma legislativa puede ser el resultado de esta moratoria (de tres meses). Personalmente cuento con medidas legislativas", afirmó el ministro de Medio Ambiente, el cristianodemócrata Norbert Röttgen.

En el marco de una comisión medioambiental en el parlamento alemán (Bundestag), el ministro argumentó que la paralización de las siete centrales más antiguas del país anunciada ayer permite reabrir el diálogo sobre la energía atómica que podría conllevar una ulterior modificación legal.

Tanto Röttgen como la propia Merkel detallaron cómo se va a lograr legalmente esta paralización -ya que la suspensión cautelar compete a los estados federados- y reiteraron la importancia de adoptar esta medida en el contexto actual.

Las declaraciones de Röttgen y Merkel coincidieron con el anuncio por parte del secretario de Estado de Finanzas, Hartmut Koschyk, de que las arcas públicas alemanas percibirán unos 200 millones de euros menos en concepto de impuestos sobre el combustible nuclear por este apagón atómico temporal.

Éste es el gravamen que impuso en octubre el Gobierno germano a los consorcios energético que gestionaban centrales nucleares -y que, en consecuencia, se beneficiaban de la prolongación de la actividad nuclear- para un fondo estatal que financia el desarrollo de energías renovables.

Por su parte, la Agencia Aeroespacial Alemana (DLR) aseguró hoy que, según sus cálculos, el país podría abandonar completamente el uso de la energía nuclear en diez años y sustituir su producción energética con renovables.

Este período coincide en gran medida con el anterior plan energético nacional, aprobado en 2000 por el gobierno de Gerhard Schröder, una coalición de socialdemócratas (SPD) y Los Verdes, que pretendía cerrar definitivamente la última central nuclear alemana en 2022.

Las consecuencias políticas no se han hecho esperar y los dos partidos que abogaron por acabar con la dependencia alemana de la energía nuclear, el SPD y Los Verdes, han exigido responsabilidades al Ejecutivo por la decisión de prolongar la vida de las centrales atómicas del país.

El portavoz parlamentario del SPD, Frank-Walter Steinmeier, aseguró hoy que "quien prolongó por ley la vida (de las centrales nuclear), puede ahora también recortarla por ley" y consideró que tras la paralización nuclear dictada por Merkel hay sólo intenciones electoralistas.

El próximo 27 de marzo tendrán lugar en el estado federado de Baden-Württemberg, en el que se sitúan varias de las centrales nucleares ahora paralizadas, y las encuestas prevén que la coalición CDU-FDP ahora en el poder pierda los comicios en favor de las fuerzas de izquierdas.

Steinmeier instó al Ejecutivo a enmendar su política atómica al presentar, sólo cinco días después del terremoto en Japón, la nueva política energética de su formación política, que apuesta por las renovables, la eficiencia, la investigación e, incluso, las mini-centrales a domicilio.