La Unión Europea exigió ayer a las fuerzas políticas portuguesas que pacten un "estricto" paquete de ajustes, reformas y privatizaciones a cambio de un rescate que, según su primera estimación, alcanzará los 80.000 millones de euros.

El paquete deberá incluir un "ambicioso ajuste fiscal", una reforma del mercado de trabajo y "un programa de privatizaciones", así como medidas para garantizar la solvencia de la banca, entre otras iniciativas aún por definir.

El programa presentado por el Gobierno socialista luso el 11 de marzo pasado, que fue rechazado por el Parlamento provocando la crisis económica y política actual, será el "punto de partida" del programa que debe ser acordado, aunque probablemente será aún más duro.

"Debe ser más duro y global que el que fue rechazado por el Parlamento" luso porque, "de otro modo, no tiene sentido garantizar los préstamos a nadie", dijo el ministro de Finanzas finlandés, Jyrki Katainen, antes de entrar en la reunión con sus colegas comunitarios donde se discutió el rescate de Portugal.

Por este motivo, los ministros de Finanzas de la UE pidieron a las fuerzas políticas portuguesas que aparten sus diferencias y alcancen un acuerdo entre todos los partidos sobre el paquete de ajustes que permita desembolsar la ayuda.

El objetivo es que el Gobierno que salga de las urnas tras las elecciones anticipadas del próximo 5 de junio pueda poner en marcha lo acordado "rápidamente" y no retome la negociación de los términos de la ayuda, como ha ocurrido en el caso de Irlanda.

Mediación comunitaria

No obstante, el ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, aseveró que su Gobierno no negociará con la oposición el plan de ajuste que se impondrá a Lisboa y defendió que corresponde a la UE y al Fondo Monetario Internacional (FMI) llevar a cabo esta negociación.

"Quien tiene que negociar con la oposición no es el Gobierno. Son las partes implicadas, la Comisión, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, las que tienen que negociar con el Gobierno e implicar en la negociación a los principales partidos", señaló tras la reunión de los ministros de Economía comunitarios (Ecofin) en la localidad húngara de Gödöllö.

"Confío en que todos los partidos políticos, Gobierno y oposición, asuman su responsabilidad para superar las dificultades actuales por el bien de Portugal, sus ciudadanos y la estabilidad de la eurozona", replicó el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, al ser preguntado por la negativa del Gobierno portugués a negociar con la oposición.

Los miembros del Ecofín encargaron a la Comisión Europea y al BCE que inicien "inmediatamente" los trabajos preparatorios del rescate junto con el FMI, para poder aprobar el programa de asistencia a mediados de mayo.

Aunque los términos concretos del programa serán decididos en las próximas semanas, Olli Rehn adelantó que éste podría ascender a los 80.000 millones de euros y cubrir las necesidades de financiación del país durante los próximos tres años.

Asimismo, consideró que probablemente incluirá una partida para garantizar la liquidez y la solvencia del sector financiero luso, aunque evitó hacer estimaciones sobre la cantidad que podría necesitar la banca del país.

El comisario consideró que Portugal podrá resistir sin la ayuda internacional hasta mediados de mayo y confió en poder acabar el trabajo a tiempo de cubrir los importantes vencimientos de junio.

El consejero delegado del fondo de rescate de la zona del euro, Klaus Regling, aseguró que el fondo está preparado para lograr financiación para Portugal en el plazo de diez días, una vez que la UE y el FMI lleguen a un acuerdo con las autoridades lusas sobre el programa de asistencia financiera.

Cuando Portugal reciba la ayuda, será el tercer país de la zona euro en ser rescatado en el último año, tras Grecia e Irlanda.