La oposición de China y Rusia impidió hoy que el Consejo de Seguridad de la ONU acordara una declaración de condena del régimen sirio por la represión ejercida contra manifestantes pacíficos, dijeron fuentes diplomáticas.

"La situación en Siria no supone una amenaza para la paz y la seguridad internacional", señaló el representante ruso adjunto, alexander Pankin, al explicar la posición de su país, al tiempo que advirtió del "riesgo de guerra civil" si hay una interferencia del exterior.

El diplomático ruso agregó que el "riesgo real para la estabilidad de la región llegaría con una interferencia extranjera en el país que pudiera apoyar a una sola parte, lo que llevaría a una incesante ola de violencia, lo que sería una invitación a la guerra civil".

Los países del Consejo negociaron hoy de nuevo sin éxito una propuesta de los cuatro países de la UE (Alemania, Francia, Reino Unido y Portugal) que se sientan en el Consejo para que este diera luz verde a una declaración de condena al régimen sirio.

Esa falta de acuerdo para plasmar por escrito una condena a la represión del Gobierno sirio se produjo incluso después de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, informara el martes al Consejo sobre los últimos acontecimientos en Siria, condenara la violencia contra los manifestantes y pidiera una investigación al respecto.

El Consejo escuchó este miércoles el relato sobre la situación en Siria a cargo del subsecretario de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, quien lamentó la violencia e informó acerca de las denuncias sobre los ataques contra manifestantes en Siria.

Tras oír ese informe, las diferentes delegaciones en el Consejo de Seguridad mostraron su posición ante los acontecimientos en Siria y los representantes europeos y de Estados Unidos mostraron sus enérgicas condenas a Siria.

El embajador del Reino Unido, Mark Lyall Grant, señaló que su Gobierno y sus socios europeos buscarán la manera de aplicar "mayores medidas contra Siria si la violencia no cesa", y condenó "la violencia y las muertes causadas por las fuerzas de seguridad sirias".

Por su parte, el embajador francés, Gérard Araud, señaló que "las peticiones del pueblo sirio" deben ser escuchadas por las autoridades sirias y, a su falta, "por el Consejo de Seguridad".

"Si no ocurre nada positivo (en ese sentido), Francia y otros países estudiarán toda una serie de opciones para acrecentar la presión sobre el régimen sirio para que detenga la represión y se comprometa a llevar a cabo reformas. Las medidas decididas deberán tomarse si no responde a esta llamada", indicó Araud.

Los representantes de Alemania y Portugal se expresaron en términos similares, mientras que la embajadora de Estados Unidos, Susan Rice, volvió a condenar "en los términos más enérgicos" la violencia del Gobierno del presidente Bachar al Asad.

"Mi Gobierno pide a Asad que cambie el rumbo de la situación y oiga las peticiones de su pueblo. También pedimos a la comunidad internacional a que responda a esta ofensiva y haga que sus responsables paguen por las violaciones de los derechos humanos que se han cometido", aseguró Rice.

La diplomática estadounidense subrayó a Siria que sus promesas (de cambios) deben estar respaldadas "por hechos que confirmen una reforma real en Siria", donde se debe responder a "los gritos de la población por su derecho a la libertad de expresión y asamblea y al de elegir libremente a sus líderes".

Por su parte el embajador sirio, Elmi Ahmed Duale, acusó a los países favorables a la declaración de tener "un doble estandar" y denunció que Siria estaba sufriendo las acciones de grupos "que incitan al sabotaje, y que están financiados por potencias extranjeras".

El diplomático sirio leyó una información del diario estadounidense Washington Post de hace una semana en que se señalaba que el Departamento de Estado había financiado con seis millones de dólares a partidos opositores en Londres.

Duale dijo que Siria es objeto de una campaña de prensa en su contra y que hay "grupos extranjeros que quieren derribar al gobierno sirio".

Por su parte, el presidente del Consejo y embajador de Colombia, Néstor Osorio, se sumó a las declaraciones de condena de la violencia en el país árabe y consideró "inaceptable" el recurso a la fuerza para reprimir manifestaciones pacíficas.