Si la inmigración fue la causa del conflicto del bloqueo de trenes que encendió la mecha entre Roma y París, la política migratoria ha sido este martes el asunto que ha permitido al presidente francés, Nicolás Sarkozy y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, sellar la paz, gracias al acuerdo de elevar al Consejo Europeo la reforma del Acuerdo Schengen y el refuerzo del FRONTEX. Por su parte, Europa se ha adelantado ya a ambos mandatarios y anuncia la presentación de propuestas para mejorar los flujos migratorios para el 4 de mayo.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy ha salido este martes de Roma con el apoyo del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, para reformar el Acuerdo Schengen y adaptarlo así a la realidad actual. De esta forma se pone fin a las tensiones entre Roma y París después de que, el pasado 17 de abril, Francia decidiera bloquear el paso de trenes italianos para frenar la inmigración.

"Queremos que Schengen viva y, para que Schengen viva, Schengen debe ser reformado". Así de contundente se ha mostrado el líder galo, Nicolas Sarkozy, que se ha apoyado en la reforma de los tratados de la Unión Europea, par defender la necesidad de reformar el acuerdo sobre la circulación de personas en ámbito comunitario.

Así, y tras matizar que no quieren "negar Schengen", Berlusconi y Sarkozy han explicado que "en circunstancias excepcionales debe haber variaciones en las que hemos trabajado juntos".

Por su parte, la Comisión Europea ha anunciado este martes que elevará al debate del próximo 4 de mayo, una serie de propuestas para mejorar la gestión de los flujos migratorios que llegan a la Unión Europea. Un debate que, según el portavoz comunitario, Patrizio Fiorilli, nace a raíz de las "divergencias de interpretación" entre Italia y Francia sobre Schengen, reflejadas en el conflicto del pasado 17 de abril.

Por ello, el Ejecutivo comunitario cree que hay "materia para la reflexión" y de ahí que haya decidido presentar un paquete de propuestas con el objetivo no sólo de contribuir a clarificar los criterios del Tratado de Schengen, sino también para avanzar hacia una "mayor coordinación" de los países en la gestión de las fronteras exteriores.

Sin embargo, en Europa ya hay un Gobierno que se ha mostrado en contra a la reforma. Se trata del Ejecutivo español que, en palabras de la ministra de Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez ha declarado "no ser partidario de tomar decisiones en función de cómo evolucionan acontecimientos que desde nuestro punto de vista pueden tener un carácter coyuntural y temporal". Es más, "no somos partidarios de entrar en modificaciones de algo en lo que consideramos que hemos venido avanzando", apostilló la ministra.

Horas antes, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamericanos, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, abogaba por estar "muy atentos" para que conquistas de la construcción europea como el espacio Schengen, logradas "con gran trabajo y dificultad a lo largo de los años no se venga abajo de ninguna manera", sino que "se mantenga, se potencie, se perfeccione y se ajuste o desarrole pero siempre con un enfoque europeo".

MAYOR COOPERACIÓN ENTRE EL NORTE Y EL SUR

Preguntado sobre la reforma de Schengen, y sin añadir mayor precisión a las propuestas adelantadas por su colega Fiorilli, uno de los portavoces de José Manuel Durao Barroso, Olivier Bailly, ha declarado que el objetivo es "asegurarnos de que los Estados miembros cooperan más entre ellos de lo que han hecho hasta ahora para afrontar los retos del momento".

Precisamente sobre este punto se ha expresado también el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien en declaraciones a los medios tras la reunión con Sarkozy, ha anunciado el envío de una carta al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en la que reclaman "más solidaridad" por parte de los estados miembros del norte "hacia otros países del sur", que sufren el grueso de las llegadas de inmigrantes.

Así, Berlusconi ha defendido que no se puede dejar "solos" a los países europeos de la cuenca mediterránea, por lo que reclama el refuerzo de los "mecanismos de solidaridad financiera", teniendo en cuenta la posibilidad de que haya un flujo masivo de inmigrantes ante el conflicto libio.

UN FRONTEX MÁS FUERTE

En el punto en el que seguro que Sarkozy y Berlusconi no tropiezan con la oposición de las instituciones europeas es la reforma de la gestión de las fronteras exteriores de la Unión Europea (FRONTEX), ya que el portavoz comunitario, Olivier Bailly ha informado este martes de que el colegio de comisarios tiene clara la necesidad de reforzar y dotar de mayores recursos a esta agencia.

De esta forma, el deseo de Roma y París de reforzar el FRONTEX, algo que consideran "un imperativo inmediato", ha encontrado la réplica en Europa, donde Bailly ha afirmado que "no se puede esperar que los Estados miembros contribuyan de manera voluntaria e individual a FRONTEX, hace falta que tenga medios propios".