Un piloto de las fuerzas afganas mató hoy a disparos a un contratista y ocho soldados de la OTAN en una base aérea adyacente al aeropuerto internacional de Kabul, en el último enfrentamiento entre militares extranjeros y locales que convierte a abril en el mes más mortífero de 2011 para la Alianza Atlántica.

El incidente armado ocurrió en torno a las 11.00 horas locales (06.30 GMT), cuando, tras una disputa, el agresor abrió fuego contra varios miembros de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) y del Ejército afgano, a raíz de lo cual se inició un tiroteo, según informaron diversas fuentes oficiales.

"Ocho soldados de la ISAF y un contratista civil -también extranjero- murieron en el suceso. Todavía estamos investigando el incidente", explicó una portavoz del organismo multilateral, April Lapetoda.

La fuente declinó ofrecer detalles sobre la nacionalidad de las víctimas, una prerrogativa que corresponde a cada país afectado, aunque diversos medios afganos informaron de que la mayor parte de ellas eran estadounidenses.

El portavoz del Ministerio de Defensa de Afganistán, Zahir Azimi, precisó que el ataque fue llevado a cabo por un "veterano piloto militar" afgano, que finalmente fue abatido.

Además de las víctimas mortales de la OTAN, la fuente agregó que dos miembros de las fuerzas de seguridad afganas también resultaron heridos en el suceso.

El portavoz talibán Zabiulah Muyahid atribuyó la autoría de la acción al movimiento insurgente.

En un primer momento, Muyahid explicó que el atacante había estado trabajando previamente en la base aérea, aunque luego envió un comunicado a la prensa en el que matizó que éste era un "agente camuflado" que utilizó un uniforme militar para acceder a la instalación gracias a un contacto.

El ataque es el último de una serie contra las fuerzas afganas e internacionales perpetrados por insurgentes que se habían infiltrado en los cuerpos de seguridad o camuflado con sus uniformes.

El más sonado de los últimos tiempos tuvo lugar en diciembre de 2009, cuando siete agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU murieron en un ataque suicida perpetrado por un agente doble jordano en la base Chapman, en la provincia oriental de Khost, que limita con Pakistán.

Y, sin ir tan lejos, el pasado día 15, un insurgente ataviado de un uniforme de la policía mató al jefe de este cuerpo en la conflictiva ciudad sureña de Kandahar.

Aunque los insurgentes recurren sobre todo a los atentados suicidas y a las bombas camineras para hostigar a las fuerzas de seguridad, el líder de los talibanes, el mulá Omar, ha puesto énfasis en varias ocasiones en la importancia de infiltrar a combatientes en las filas del bando adversario.

Los ocho soldados de la OTAN fallecidos hoy se suman a los 44 miembros de la Alianza Atlántica que habían perdido la vida anteriormente en abril, que ya se ha convertido en el mes más sangriento para las fuerzas internacionales en lo que va de 2011, según datos del portal icasualties.org.

La OTAN, que tiene unos 150.000 efectivos desplegados en el país centroasiático, comenzará en julio de este año a transferir gradualmente la responsabilidad de la seguridad al Ejército y Policía afganos, un proceso que debe concluir en 2014, según los plazos previstos.