La ONU intentó hoy de nuevo con otra ronda de conversaciones informales en Nueva York que Marruecos y el Frente Polisario acerquen posturas y que el conflicto sobre la soberanía del Sahara Occidental se empiece a desbloquear.

Con la intención de romper con la infructuosa experiencia del pasado y de que se profundice en propuestas que permitan llegar a un eventual acuerdo, el enviado especial de la ONU para el Sahara, Cristopher Ross, dirige desde hoy y mañana los séptimos encuentros informales entre ambas partes.

Las reuniones entre Marruecos y el Polisario, en las que, al igual que en otras ocasiones y en calidad de estados vecinos, también participan Argelia y Mauritania, se mantienen a puerta cerrada en una finca de la localidad neoyorquina de Manhasset, de la que no se espera que salga información alguna hasta su conclusión.

Mientras que fuentes marroquíes y saharauis evitaron hoy comentar el contenido del encuentro, la ONU se limitó a asegurar que, según lo planeado, las partes tratarán de concluir las conversaciones el martes sobre las 19.30 GMT, cuando se prevé que el enviado especial emita un comunicado.

Cuando el organismo internacional anunció la pasada semana la nueva ronda de contactos, el portavoz de la ONU, Martin Nesirky, señaló que el objetivo es "examinar posibles medidas de conciliación y que eviten actos de provocación" entre las partes.

Las conversaciones informales anteriores, que se vienen manteniendo de forma escalonada desde agosto de 2009, han concluido siempre sin alcanzar un mínimo avance que pueda abrir la puerta a un acercamiento de posiciones entre Marruecos y el Frente Polisario.

Naciones Unidas se ha visto siempre obligada así a recibir con satisfacción el simple compromiso de las partes de seguir dialogando sobre sus perspectivas acerca del futuro de la excolonia española en la costa occidental africana, cuyo conflicto sobre la soberanía se alarga ya más de tres décadas.

Marruecos, que ocupó el Sahara Occidental en 1975, sostiene que la autonomía para la zona dentro de su Estado es la única salida viable para el conflicto, mientras que el Polisario apuesta por la celebración de un referéndum en el que los saharauis puedan votar por la independencia.

La falta de flexibilidad en la posición de ambas partes para resolver el asunto ha hecho que se haya avanzado muy poco en su solución hasta el momento y que la situación del Sahara Occidental siga ocupando un papel destacado en los conflictos sin resolver que preocupan a la comunidad internacional.

La nueva ronda de conversaciones informales sigue a la que se mantuvo el pasado marzo en la isla mediterránea de Malta, mientras que este formato se inició en agosto de 2009 en la población austríaca de Durnstein, después que las reuniones oficiales directas auspiciadas por la ONU entre 2007 y 2008 no dieran fruto alguno.

Desde entonces, se mantuvieron más reuniones informales en Armonk (Nueva York) en febrero de 2010, así como los pasados noviembre, diciembre y enero también en la localidad neoyorquina de Manhasset.

Las tensiones entre las dos partes tuvieron su punto más alto en noviembre de 2010 durante el violento desmantelamiento del campamento de protesta saharaui de Gdaim Izik, lo que generó graves disturbios y condenas por parte de organizaciones y gobiernos, pero, pese a ello, las partes siguieron adelante con sus encuentros y los hicieron más frecuentes.

Esta séptima ronda de conversaciones tiene lugar después de la renovación en abril del mandato de la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental (Minurso), adoptado por el Consejo de Seguridad en una resolución que reconoció la necesidad de mejorar la situación de los derechos humanos en la excolonia española, aunque no creó un mecanismo para su supervisión.

El Consejo pidió así a Marruecos y el Frente Polisario que colaboren con la comunidad internacional para desarrollar y poner en marcha medidas "independientes y creíbles para asegurar el completo respeto a los derechos humanos", según la resolución aprobada el pasado 27 de abril.

Esa resolución fue más allá de la tibia mención a los derechos humanos obtenida en la anterior renovación de la Minurso, aunque evitó una vez más agregar la orden de velar por su respeto en el mandato, que pidieron varios países y organizaciones, aunque el texto también reconoció el establecimiento en Marruecos de un Consejo Nacional de Derechos Humanos.