Portugal dio un giro a la derecha en las legislativas anticipadas de este domingo después de seis años de Gobierno socialista y la oposición conservadora liderada por Pedro Passos Coelho se llevó 17 de los 20 distritos electorales del país.

Tanto las comarcas rurales del interior de Portugal, muchas tradicionalmente socialistas, como las zonas urbanas, donde la izquierda tiene históricamente también una presencia significativa, pasaron a manos de los centro-derechistas del Partido Social Demócrata (PSD), que obtuvo sus mejores resultados en 20 años.

Los distritos de Santarém, Portalegre y Castelo Branco, situados en el interior del país y volcados a la actividad rural, penalizaron la gestión del hasta ahora primer ministro, José Sócrates, otorgando al PSD ocho diputados y seis a los socialistas.

El archipiélago atlántico de Las Azores, región autónoma gobernada por el Partido Socialista (PS), también cedió al empuje conservador, que se llevó tres de los cinco asientos parlamentarios que se repartían.

La debacle de la izquierda se trasladó igualmente a los grandes centros urbanos. Lisboa, cuya área metropolitana se sitúa en los dos millones de habitantes, y Oporto, que supera el millón, se tiñeron de naranja, color distintivo del PSD.

En la capital lusa, las listas de Passos Coelho lograron 18 diputados, frente a los 14 del PS, mientras que en Oporto fueron 17 los escaños de los conservadores ante los 14 de los socialistas.

Entre los populosos distritos que están ahora bajo dominio del PSD, sobresale el sureño de Faro, el norteño de Braga y el de Coimbra (centro), que suman juntos cerca de un millón de habitantes.

El interior norte del país, tradicionalmente feudo de los conservadores, asentó la ventaja del principal partido de la derecha lusa con confortables mayorías en Viseu, Vila-Real y Braganca.

A la quema socialista, se libraron por los pelos tres distritos sureños tradicionalmente de izquierda: el de Setúbal, el de Evora y el de Beja.

Aun así, el apoyo a la candidatura liderada por José Sócrates se redujo considerablemente y apenas pudo ganar en porcentaje de voto, ya que en número de diputados empató a siete con el PSD, seguidos de los seis de los comunistas, una fuerza muy arraigada en la región.

Las elecciones anticipadas del domingo otorgaron una holgada mayoría conservadora a Pedro Passos Coelho (38,6 % de los votos traducidos en 105 de 230 diputados), que hizo renunciar, también como líder de su partido a Sócrates, que consiguió apenas el 28,1 % (73 asientos).

Passos Coelho, que no logró mayoría suficiente para gobernar en solitario, anunció la formación de un Gobierno "de mayoría" al que está dispuesto a sumarse su habitual aliado democratacristiano, el Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP), que sumó el 11,7 % de los sufragios (24 diputados).

Además de los socialistas, las elecciones de hoy dejaron maltrecha a la izquierda marxista lusa, que pasa de sumar 31 a sólo 24 diputados tras centrar su campaña en la confrontación con el PS y negarle cualquier apoyo durante su última etapa en el Gobierno.

La abstención también fue protagonista y subió al máximo histórico del 41 % en unas legislativas frente al 40,32 % de los comicios de 2009, lo que supone un porcentaje de voto mayor incluso que el logrado por el partido ganador de estas elecciones, el PSD.